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2021 WINTER

Cambio en los hábitos de estudio

Los cafés de estudio, una combinación de espacio de trabajo alquilado convencional y cafetería, son la opción preferida de estudiantes, oficinistas y hasta personas mayores. Al ofrecer espacios para individuos y grupos, han experimentado un gran auge con la pandemia.

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Los cafés de estudio comenzaron a surgir en las grandes ciudades hace una década y luego aumentaron gradualmente. Pero la pandemia generó una drástica demanda, pues el cierre de escuelas y oficinas obligó a alumnos y adultos a hallar un lugar seguro para trabajar, bien en solitario o bien en grupo. Las sillas suelen separarse por un metacrilato, para disminuir la sensación de aislamiento.
© TRISYS

Cuando el COVID-19 obligó a cerrar la biblioteca de su universidad, Park Jeong-eun emigró a un café de estudio, uno de los escasos espacios comerciales que ha f lorecido durante la pandemia. El ruido ambiental del café le extrañaba al principio, pero ahora esta estudiante de ciencias políticas de la Universidad Inha de Incheon está enganchada a ese ambiente.

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Muchos cafés de estudio no tienen personal, pero intentan impulsar la competitividad con ofertas especiales. Muchos ofrecen buenos servicios de snack bar y algunos incluso cambian el menú cada temporada.
© THENEWWAYS

“Me fui adaptando gradualmente al nuevo entorno, pues ofrece un buen ambiente de estudio, pese a las restricciones de movimiento”, comenta Park. “Se ha convertido en uno de mis lugares favoritos porque me concentro mejor. Espero que la pandemia remita y poder regresar pronto a la biblioteca, pero incluso entonces, volveré aquí con mis amigos”.

Los cafés de estudio son un h íbrido entre dokseosil (espacio de estudio comercial) y cafetería.La mayoría no tiene personal. Los usuarios compran una cantidad fija de tiempo en un quiosco y un escáner automático verifica su temperatura antes de entrar. Pueden sentarse en cualquier lugar y, cuando el tiempo expira, la electricidad de su estación de trabajo se apaga. Si desean más tiempo, puede recargarlo en el quiosco.

La mayoría tienen entre 50 y 100 asientos. Hay mesas largas con separadores, y salas para reuniones en línea o presenciales, para los que hacen ruido al teclear o para los que buscan aislamiento total. El ruido ambiental, que, según una amplia investigación mejora la concentración y el rendimiento en las tareas, es la principal diferencia entre los cafés de estudio y un dokseosil. Sonidos naturales como el agua que fluye o la suave brisa suenan de fondo mediante altavoces de sonido envolvente.

DRÁSTICO INCREMENTO

Cuando los cafés de estudio aparecieron por primera vez hará unos 10 años, la mayoría de clientes eran alumnos de secundaria y jóvenes en busca de empleo. Pero la pandemia llevó al cierre de bibliotecas públicas y universitarias, y la falta de espacios tranquilos para estudiar, junto con la fatiga del encierro, les llevaron continuas oleadas de estudiantes universitarios y oficinistas.

Tan creciente fiebre captó rápidamente la atención de estrategas corporativos y propietarios de franquicias incipientes, generando una estampida para abrir cafés de estudio, considerados un nuevo blue-chip. En febrero de 2021 había 40.824 cafés de estudio en Corea, un 18% más que en 2020, y la fiebre no muestra signos de remitir.

“El número de cafés de estudio ha aumentado drásticamente en un año. Se consideran un buen negocio inicial, pues requieren de poco personal y tienen demanda constante”, explica Yoon Hyungjoon, presidente de Trisys, una franquicia de cafés de estudio que tiene unos 100 cafés, una modesta cifra en comparación con los entre 600 y 800 que poseen los grandes franquiciadores.

Kim Sin-ae abrió una franquicia de Trisys en Goyang, provincia de Gyeonggi, en febrero de 2021. La pandemia estaba en su apogeo en Corea, y ella tenía el único café de estudio de su vecindario, pero en unos meses abrieron 10 o más.

“Abre un café de estudio cada mes. El mercado está saturado, pero creo que la locura continuará por ahora”, pronostica. “Incluso si la pandemia remite, tendrán gran popularidad. Habrá un flujo continuo de alumnos pues los cafés de estudio seguirán siendo atractivos para ellos. En ese contexto, cada tienda deberá pensar cómo impulsar su competitividad”.

Antes de la franquicia, durante 16 años Kim dirigió otro tipo de espacio para estudiantes en Seúl:una academia extraescolar. Un café de estudio es menos estresante pues no requiere tratar con muchas personas, pero en cambio hay más trabajo físico, como rellenar la fuente de soda y el carrito de café cada mañana y cada noche, o mantener una limpieza diligente. Antes del toque de queda por la distancia social, su café nunca cerraba.

“Ahora las ventas son bajas porque cerramos a las 10 p.m., pero ingresaba más cuando podía abrir 24/7 de lo que ganaba en la escuela intensiva. Creo que tomé la decisión correcta al cambiar mi línea de negocio”, comenta Kim.

CULTURA DE ESTUDIO

La pandemia no es el único factor que impulsa la popularidad de los cafés de estudio, pues reflejan un cambio drástico en los métodos de enseñanza y aprendizaje. Ese cambio debería ayudar a mantener la demanda incluso al remitir la pandemia.

Tradicionalmente, la educación al este de Asia se basaba en memorizar. Durante la dinastía Joseon (1392-1910), los jóvenes que preparaban pruebas a funcionario se recluían en los cuartos traseros de los templos budistas de las montañas para memorizar textos clásicos, al considerar que era su “billete” para una carrera pública y una vida cómoda.

Y en la posguerra, el examen de ingreso a la universidad se convirtió en el nuevo hito, pues aprobarlo prometía estatus social y estabilidad financiera. Los alumnos pasan toda su adolescencia preparándose para ese examen. Cualquiera mayor de 30 años probablemente haya usado un dokseosil del vecindario y, por supuesto, las bibliotecas en sus días de secndaria. Pero, de algún modo, esos espacios pueden ser demasiado silenciosos. El sonido de una puerta al abrirse o los pasos que reverberan a cierto nivel, distraen.

En la última década, las universidades comenzaron a descartar los exámenes parciales y finales, que eran esencialmente pruebas para ver qué estudiantes recordaban mejor los hechos y cifras memorizados. En cambio, enfatizan el pensamiento crítico para preparar a los alumnos para trabajar en la economía avanzada de Corea. Los proyectos e informes, a menudo completados en grupo, se hicieron más presentes en los cursos, y hoy los estudiantes deben demostrar su capacidad para identificar y resolver problemas.

Eso implica que memorizar hechos y cifras en un lugar tranquilo ya no basta. Ahora, los alumnos necesitan un espacio para debatir y estudiar con sus compañeros, y en cierto modo los cafés de estudio son una opción natural: ofrecen una atmósfera más relajada que los dokseosil, que evitan el ruido ambiental, o que los gosichon, grupo de dormitorios privados donde los estudiantes y aspirantes a funcionario preparan los exámenes.

 

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Los uarios compran horas de uso del café en un quiosco antes de entrar. Pueden sentarse en una mesa abierta o en asientos individuales con protector de plexiglás. Casi todas las mesas tienen enchufe para conectar dispositivos.
© INGStroy Inc.

ATMÓSFERA IDEAL
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Algunos cafés de estudio crean su propio menú para vender alimentos, y otros cerca de las escuelas ofrecen bocadillos y bebidas gratis a los estudiantes.
© TRISYS

No sorprende que las cafeterías comunes también hayan experimentado una drástica demanda de clientes. Cansados de trabajar en casa y de las videoconferencias, muchos oficinistas buscan un cambio de escenario y poder hablar cara a cara. Eso ha puesto de moda la palabra “coffice”, que alude a cafeterías-oficinas donde los trabajadores van a tomar un café.

Lee So-mi, diseñadora de contenidos, se sentía agobiada al trabajar desde casa durante el confinamiento. Usó un café varios meses, pero no era fácil ni cómodo ocupar una mesa tanto tiempo con solo una taza de café. Además, era difícil hallar la cafetería adecuada para hacer videoconferencias. Para ella, los cafés de estudio surgieron como un mundo nuevo. Allí, podía trabajar sin ser molestada y hacer videoconferencias en una sala aparte. Eran económicos y el sistema de pago por horas fue de gran ayuda para ella, por sus horarios irregulares.

El objetivo de una cafetería es vender bebidas y esperar una rotación constante de clientes, pero los que se quedan horas con una taza de café, no son bienvenidos. Los cafés de estudio ofrecen un equilibrio entre cafetería y dokseosil. De hecho, se han convertido en el destino favorito de una amplia gama de grupos de edad, y no solo para los más jóvenes.

“Por supuesto, la mayoría de los clientes son alumnos y oficinistas”, explica Kim Sin-ae, a cargo de un café de estudio,“ pero también vienen personas mayores. Clientes de todas las edades usan nuestro espacio para formarse y obtener licencias o certificados profesionales. Al estar a cargo de un café de estudio, cambié esa idea obsoleta de que solo estudian los jóvenes”.

Kim Hyo-jeongReportera, Weekly Chosun

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