메인메뉴 바로가기본문으로 바로가기

2022 SPRING

Experimentos con sonido y efectos visuales

Qué hace este joven francés, o sobre qué se trata su arte, no es fácil de explicar. Él afirma que lleva mucho tiempo interesado en “hacer que elementos dispares se encuentren” al “integrar todo lo relativo al sonido y las artes visuales” o “reunir esos dos mundos”. Y eligió Corea como su estudio.

A diferencia de muchos otros expatriados que llevan tiempo en Corea, el viaje de Rémi Klemensiewicz comenzó a una tierna edad. Creció en Marsella, Francia, donde supo sobre Corea y sus gentes por su padre, un profesor de arte con frecuentes exposiciones en Asia.

Cuando ingresó en la Escuela de Arte y Diseño de Marsella-Mediterráneo (ESADMM), Klemensiewicz se inclinaba hacia Asia y la filosofía oriental. Se hizo amigos coreanos en la escuela y, por invitación de uno de ellos, viajó por primera vez a Corea en 2009, movido por sus clases autodidactas de idioma coreano.

“Esa visita me impactó. Se sentía como otro mundo”, explica Klemensiewicz. “Sentí que había algunas cosas aquí con las que encajaba perfectamente y, a la vez, totalmente distintas a todo lo que ya conocía. Y de algún modo, sentí que esas diferencias encajaban muy bien conmigo”.

Los años siguientes, Klemensiewicz pasó todas sus vacaciones escolares en Corea. Le resultaba difícil explicar su motivación, pero sentía esos viajes como “algo obvio y natural”. Mientras estudiaba el idioma y se empapaba de la cultura, conoció la escena del arte experimental en Seúl. También descubrió que los coreanos eran muy receptivos a sus ideas artísticas, y eso reforzó su compromiso con Corea.

Uno de sus requisitos académicos era una pasantía en el extranjero, y de modo natural, Klemensiewicz volvió a fijar su mirada en Seúl. Con la ayuda de uno de los amigos coreanos de su padre, Klemensiewicz consiguió unas prácticas de cuatro meses en una consultoría de arte en 2011. Esa fue su estadía más larga en Corea y generó su determinación de convertirlo en su nuevo hogar. Tras graduarse, se dijo a sí mismo: “He de ir allí, tengo que pasar tiempo allí, quiero hacer cosas allí”. Y en 2013 vino definitivamente.

Con o sin sonido
A menudo Klemensiewicz es catalogado como artista sonoro o artista multimedia, pero él simplemente se define como “artista interesado en el sonido”. Firmemente arraigado en Corea, transita entre dos géneros: la música experimental y el arte visual con sonido. “El sonido es lo esencial para mí. Lo que más me interesa es hacer que ambos mundos se encuentren”, afirma. Los resultados varían en expresión. Una semana puede ofrecer un concierto, la siguiente mostrar sus últimas “esculturas de sonido” o exhibir instalaciones, o sacar tiempo para componer y actuar con un coreógrafo.

Paradójicamente, algunas de sus obras no tienen sonido. Muchas cuentan con altavoces rotos, como “Bandera de altavoz, bandera rota”, un conjunto de altavoces integrado en la bandera coreana. En tanto, “Para intérpretes” es un video que usa lenguaje de signos y deja que los espectadores imaginen el sonido. Juega con la idea de “representar sonido sin sonido”.

A lo largo de los años, Klemensiewicz ha expuesto o actuado en lugares de renombre como el Centro de Arte Nam June Paik en Yongin, provincia de Gyeonggi, el Museo Nacional Hangeul o el Museo Nacional de Arte Moderno y Contemporáneo. Pero usualmente trabaja en pequeños espacios experimentales en la zona de la Universidad de Hongik, donde comenzó y donde aún vive.

Uno de sus primeros proyectos en Corea fue “Takeout Drawing”, una residencia en 2014 en un café de mismo nombre en Itaewon, Seúl. Cada día, durante dos meses, ofreció un concierto improvisado en solitario, un concierto formal con artistas invitados, o a menudo solo ensayos. Ese extraño formato desconcertó a algunos clientes. “Me resultó interesante jugar con el límite entre un concierto en sí y un ensayo: era una situación ambigua donde nadie sabía lo que estaba pasando”, recuerda.

Nacido en Marsella, Francia, y residente en Seúl desde 2013, Rémi Klemensiewicz es conocido como artista sonoro o artista intermedia. Explora formas de unir los mundos del sonido y las imágenes, y analiza la diferencia entre existencia e interpretación, moviéndose libremente entre exposiciones, actuaciones en vivo y música escénica.

Enigmas
Aparentemente, Klemensiewicz disfruta de las paradojas y la ambigüedad, que no solo influyen en su trabajo, sino que son las mismas cualidades que le intrigan de la lengua y la cultura coreanas. Por ejemplo, en coreano el trato honorífico generalmente se usa para mantener una distancia social entre las personas. Pero Klemensiewicz percibe otros matices, especialmente en las relaciones alumno-profesor.

“Cuando estoy entre alumnos y profesores puedo percibir el comportamiento respetuoso de los primeros hacia los segundos no solo en sus palabras, sino también en sus movimientos y otros gestos sutiles”, explica. “Pero pese a las estrictas normas, existe una relación casi familiar entre ellos. Es muy distinto a Francia, donde usábamos nombres de pila con nuestros maestros y hablábamos como amigos, pero rara vez me sentía próximo a ellos”.

También ve una paradoja entre la apariencia externa de su tierra natal y Corea. Aunque París y otros lugares de Francia impresionan a los visitantes por su belleza, Klemensiewicz cree que la tradición y la espiritualidad se han perdido, pero en Corea siente todo lo contrario. “Cuando llegué aquí por primera vez, vi un montón de edificios caóticos. Pero pese al caos visual, sentí orden en la mente de las personas”, asegura. “Si comparo ambos países, en Francia siento que hay orden por fuera y caos por dentro. En Corea, hay caos en la superficie y orden interior, una conexión con la tradición y el pasado”.

Klemensiewicz interpreta “Handmixer”, parte de Contemporary Non-Music Vol. 11 Series, el 19 de nov. de 2019, en Donquixote, espacio de arte en Suncheon, provincia de Jeolla del Sur.
© Artspace Donquixote

Sustento
Mientras pasaba gran parte de la pandemia en la campiña francesa, destinó ese tiempo de inactividad en ofrecer lecciones de idioma coreano en línea a usuarios franceses de YouTube. Y lo que empezó como una diversión por sugerencia de un amigo, se convirtió en algo serio: pasó meses planeando y escribiendo lecciones con una larga introducción al Hangeul, el alfabeto coreano.

Además, admira las cualidades visuales del Hangeul y lo ha incorporado a su obra. “Sound Word Series”, presentada en el Centro de Arte Nam June Paik en 2018, usando palabras de Hangeul compuestas de parlantes y cables. Como parte de la exposición, incluyó actuaciones en una jaula con músicos invitados.

Dar clases de arte también ha brindado a Klemensiewicz cierta estabilidad, al tiempo de generarle nuevas posibilidades. Comenzó con talleres de arte para alumnos de secundaria en el Centro de Arte Nam June Paik y ahora da clases regulares en el Museo Hello en Seongsu-dong, Seúl, donde enseña a niños sobre el sonido y la imagen. En tanto, impartir un curso de “Diseño de sonido” en PATI (Instituto de Tipografía de Paju) también le llevó a su próximo proyecto, un trabajo en colaboración con la Compañía de Danza Contemporánea de Corea.

“Máscaras interpretadas”, de Klemensiewicz para la exposición “¿Proyecto Esperanza?” del 12 al 28 de oct. de 2017 en Post Territory Ujeongguk, un complejo cultural en Seúl. Máscaras de papel, parlantes, cables y sonido.
© Rémi Klemensiewicz

Progreso
Aunque cuesta definir el trabajo de Klemensiewicz, mantiene una constante inalterable: todo lo que ve y escucha de alguna forma se filtra en su arte. En ese contexto, su atracción casi instintiva por Corea y en continuo movimiento, es más fácil de entender.

Cuando vino por primera vez, tuvo un período de luna de miel, algo típico. “Podría dormir en el suelo y ser feliz. Podría comer jjajangmyeon todos los días y ser feliz. Podría llover todos los días y seguiría siendo feliz”, recuerda. Pero con el paso del tiempo comenzó a molestarle lo que él llama el “ritmo del trabajo”, o la dificultad de separar el trabajo de su vida privada, con esas esporádicas llamadas nocturnas solicitando 10 páginas de traducción para el día siguiente. Pero reconoce que no se le da muy bien separar el trabajo del ocio porque, a su modo de ver, el arte está relacionado con todo. “Además, cuando preparo una exposición o un concierto, disfruto tanto que no lo considero trabajo”.

Tras nueve años en Corea, la vida de Klemensiewicz comienza a parecerse a una obra de arte experimental en proceso, con énfasis en el espíritu de los artistas de Fluxus que le han influenciado. Así, no sorprende que actualmente esté inmerso en un proyecto de intercambio con el coreógrafo Ro Kyung-ae y su alma mater en Francia, para crear e interpretar música para bailarines que no pueden oír.

A sus 32 años, Klemensiewicz se pregunta: “¿Podré seguir viviendo así? ¿Qué pasará cuando ya nadie me contacte para una exposición?”. Entonces recuerda los consejos sobre buscar un trabajo regular, pero sería infeliz en una oficina. “El riesgo merece la pena”, concluye.

Cho Yoon-jungEscritora y traductora independiente
Heo Dong-wuk Fotógrafo

전체메뉴

전체메뉴 닫기