Antes considerada un tema difícil, la arquitectura se está labrando un lugar en el menú cultural. Vemos programas de televisión donde los anfitriones buscan casas para satisfacer los gustos y necesidades de los clientes, y usamos aplicaciones para ver las casas de otros, captar ideas de diseño y comprar productos de interior. Al aumentar el interés por el entorno construido, los arquitectos de entre 30 y 40 años pueden apreciar lo ya edificado y sus posibilidades.
Visitantes observan el interior de una casa en el condado de Yangpyeong, provincia de Gyeonggi, que salió en OPENHOUSE Seoul 2020”. Esta casa, que parece excavada en la tierra, fue diseñada por el renombrado arquitecto Cho Byoung-soo en honor al poeta e independentista Yoon Dong-ju (1917-1945), bajo el espíritu de la antología del poeta Cielo, viento y estrellas.
© OPENHOUSE Seoul
Hace décadas, al construir grandes volúmenes de viviendas estandarizadas para aliviar la escasez de alojamiento en Corea, no había nociones ni se sabía abordar la arquitectura desde un plano cultural y artístico. La arquitectura era percibida como un tema difícil. A diferencia de la música o la literatura, no podía disfrutarse en cualquier lugar ni en cualquier momento, y requería un desembolso económico muy superior a una buena comida.
Aún sigue siendo difícil comprender o apreciar el diseño o la funcionalidad de una construcción desde fuera, pero en 2017 el programa “El Diccionario del Conocimiento Inútil: Temporada 2” de tvN, comenzó a abrir puertas. Explorando destinos de viaje en Corea, los panelistas hablaban sobre literatura, comida, ciencia y otros temas relacionados con la historia de la arquitectura y la evolución de las ciudades, reinterpretando la arquitectura desde una perspectiva única, además de satisfacer la curiosidad de los jóvenes espectadores.
Yoo Hyun-joon, un arquitecto que salió en el programa vio cómo el número de suscriptores de su canal de YouTube logró superar los 740.000 al final de la primera temporada. Su popularidad demostró que la arquitectura podía ser un tema atractivo para los medios. Otros programas, como “A Study of Architecture – Houses” de EBS y “Where is My Home” de MBC, se subieron al carro y también lograron altos índices de audiencia.
OPENHOUSE Seoul, un festival de arquitectura que se celebra en octubre de cada año, captó gran atención al permitir que las personas entraran a lugares generalmente inaccesibles. El festival comenzó en Seúl en 2014 por iniciativa de Lim Jin-young, un periodista de arquitectura, quien se inspiró en festivales similares de países occidentales. OPENHOUSE Seoul ahora es tan popular que las reservas en línea se agotan enseguida. El festival presenta casas, edificios de oficinas, espacios culturales y religiosos y propiedades culturales, además de fábricas y otros tipos de arquitectura urbana. Quienes consiguen ir también pueden conocer al arquitecto del edificio o espacio que visitan.
Experimentar la arquitectura de primera mano es una tendencia que debe mucho a las redes sociales, pues se centran en información visual. Los escépticos podrían decir que en la cultura actual, donde las personas crean personajes en línea mediante la publicación de selfis, el interés por la arquitectura puede venir del miedo a perder la oportunidad de usar una tendencia para publicar fotos. Sin embargo, los que acuden a estos espacios desean conocer al que los diseñó, y no solo ser vistos. Eso sugiere un nivel de interés genuino sin precedentes, y los nombres de algunos arquitectos ya son como marcas. La popularidad de Instagram incluso ha ayudado a algunos arquitectos a ganar nuevos proyectos. Por su parte, los arquitectos a veces optimizan sus diseños no tanto para esa foto bonita que vende, sino para Instagram. “Instagrammable” es un concepto tan definido que ya figura en el Diccionario de Cambridge.
OPENHOUSE Seoul, festival de arquitectura urbana que se celebra cada octubre, atrae a aquellos que desean ver de primera mano los aspectos artísticos, ambientales y arquitectónicos de espacios normalmente cerrados al público.
© Lee Gang-seok (Cortesía de OPENHOUSE Seoul)
Barrios redescubiertos
Edificio residencial Seogyo Geunsaeng, en el distrito Mapo, Seúl. Sus característicos toldos pueden verse en cualquier tienda coreana de barrio.
© Chin Hyo-sook
El clima actual ha llevado a los arquitectos a repensar su profesión. Los arquitectos de 30 y 40 años tienen cada vez más interés por lo coreano, incluidos los espacios de provincias. Sin embargo, su aprecio por la arquitectura coreana se ha gestado desde adentro y no desde fuera del país, como el K-pop u otras tendencias “K”. Esta generación de arquitectos conoció la arquitectura occidental a través de los medios o estudiando en el extranjero. Pero a medida que comenzaron a aplicar diseños y métodos occidentales a sus propios proyectos, muchos comprendieron que el entorno local de construcción difería profundamente: clima, materiales, presupuesto, antecedentes culturales o normativa legal, y hasta los gustos de las personas.
Primero, empezaron a enfocarse en lo que tenían delante. Como resultado, muchos arquitectos redescubrieron las viviendas multiplex y multivivienda, modelo usado a gran escala en las décadas de 1970 y 1980. En marcado contraste con las propiedades culturales o los edificios de alta gama, estas sencillas unidades de vivienda de ladrillo rojo, con sus marcos de ventanas marrones y sus delgadas puertas de metal, apenas tuvieron una segunda oportunidad por parte de arquitectos altamente capacitados. Antaño menospreciadas como “casas a granel” para familias de clase media basadas en un solo plano, ahora se consideran activos urbanos y preciados recuerdos de vecindarios que desaparecen súbitamente para dar paso a nuevos complejos de apartamentos. En esas construcciones aleatorias y con poca preocupación por el arte, hay rastros de diseño improvisados por los obreros. A los arquitectos de hoy les fascina la improvisada creatividad de esos obreros con condiciones limitadas.
Esos edificios oscuros quedaron registrados en sofisticados dibujos de libros como Façade Seoul y Villa Sash, del arquitecto Kwon Tae-hoon. Otros ejemplos innovadores que emplean elementos arquitectónicos tradicionales son el edificio residencial Seogyo Geunsaeng de Mapo-gu, Seúl, diseñado por Suh Jae-won, quien eligió hormigón para los toldos del edificio; la Casa Jeomchon Gi-Wa, un edificio moderno de tejas tradicionales en Mungyeong, diseñado por Kim Hyo-young; o Cheongun Residence, una casa con audaces puertas arqueadas en el barrio que da nombre al edificio en Seúl, diseñada por Kim Hyundai+Tectonics Lab. No es casualidad que muchos edificios nuevos también usen ladrillo.
Compradores pragmáticos
Residencia Cheongun, cerca del centro de Seúl, posee arcos y elementos arquitectónicos de estilo coreano moderno.
© Tectonics Lab
En el pasado, a los propietarios les gustaba presumir de cosas obvias, como la forma de la casa, unos acabados con materiales de importación o habitaciones con grandes ventanales. Pero la visión actual prioriza la practicidad y la relación calidad-precio sobre la estética. Los más pragmáticos están dispuestos a pagar por materiales ecológicos, técnicas de construcción ágiles y eficaces, calidad del aire, eficiencia energética, y otros factores menos visibles.
Durante gran parte del año no es práctico abrir las ventanas, pues Corea sufre de húmedos veranos y de gélidos inviernos. Generar confort interior implica mantener las ventanas cerradas, para maximizar el aislamiento y minimizar el desperdicio de energía al enfriar y calentar. Por tanto, cada vez más compradores preguntan datos concretos como el consumo de energía o la densidad y la calidad del aire interior.
Nos vemos directamente afectados por múltiples desafíos de la vida real, incluido un severo cambio climático y un mayor énfasis en usar energías limpias, además de la incertidumbre económica y el impacto de la cuarta revolución industrial. Esos factores indican que nuestra actitud hacia la arquitectura seguirá cambiando.
Bae Yoon-kyung Columnista de arquitectura y prof. visitante de Arquitectura en la Universidad de Dankook