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2020 WINTER

REPORTAJE ESPECIAL

Minhwa: Pinturas para la felicidad REPORTAJE ESPECIAL 3 Historias de vida en símbolos

Las pinturas populares coreanas fueron producidas y apreciadas por la gente común. Pintores amateurs, con talentos sin parangón con los profesionales, crearon un mundo fascinante con un sistema simbólico que daba significado a un conjunto de motivos.

“Monte Geumgang”. Finales de la dinastía Joseon. Tinta y color claro sobre seda. 50,2 × 34,6 cm. Museo de la Universidad Sun Moon.

“Pájaros y flores”. Finales de la dinastía Joseon. Tinta y color sobre papel. 69,1 × 41,2 cm. Museo de la Universidad Sun Moon.

Paisajes
Bajo la arraigada influencia del confucianismo, el budismo y el taoísmo, el este de Asia posee una larga tradición de vivir en armonía con la naturaleza. Las pinturas de paisajes (sansuhwa, literalmente “pintura de montaña y agua”) fue un género que surgió de la sentida afinidad y la unidad con la naturaleza, compartidas en esta esfera cultural. Para muchos artistas, la naturaleza era el tema esencial y favorito.

Al principio, los paisajes minhwa imitaban obras de arte, sobre todo los paisajes “realistas” (jingyeong sansuhwa) de Jeong Seon (1676-1759). Las pinturas “realistas”, que representaban objetos con pinceladas simples, eran relativamente más fáciles de imitar para los artistas aficionados que las detalladas representaciones de otros géneros.

Pájaros y flores
Las pinturas tradicionales de pájaros y flores (hwajodo) eran generalmente una fiel representación de la belleza natural. Por otro lado, las obras minhwa de pájaros y flores estaban repletas del simbolismo de un matrimonio feliz, y poseían tanto cualidades decorativas como de talismán. Comúnmente sus motivos eran flores como peonias, flores de loto, ciruelas, crisantemos, narcisos, magnolias, orquídeas y granadas; y aves como faisán, fénix, grulla, ganso salvaje, pato, pollo, garza blanca, pato mandarín, golondrina, ruiseñor y gorrión.

Probablemente el motivo floral más popular fue la peonia, pues representaba riqueza y nobleza. En tanto, la granada reflejó el anhelo de tener muchos niños, como simbolizan las numerosas semillas apretadas en esta fruta. Mientras, el faisán, el pato mandarín y el pato doméstico siempre se representaban en parejas, como iconos del amor conyugal y la dicha del hogar.

“Biombo plegable con los diez símbolos de la longevidad” (detalle). Última mitad del siglo XVIII. Tinta y color sobre seda. 210 × 552,3 cm. Leeum, Museo de Arte de Samsung.


Diez símbolos de longevidad
Para transmitir deseos universales de salud y larga vida, las pinturas de los diez símbolos de la longevidad (sipjangsaengdo) muestran el sol, las nubes, el agua, las montañas, rocas, tortugas, grullas, pinos, ciervos y el hongo de la inmortalidad. Con el tiempo, este género se expandió hasta abarcar 12 símbolos, al incluir los melocotones y el bambú, pero pese a ser 12 todavía se conocen como “los diez símbolos”. Dichos símbolos presumiblemente surgen de una religión primitiva basada en el chamanismo, que veneraba a la naturaleza y sus fuerzas.

En las primeras sociedades humanas, el chamanismo a menudo tenía estatus de religión estatal y ejercía un poder absoluto sobre todas las gentes. La creencia chamánica arraigó en el subconsciente coreano y su influencia continuó incluso al popularizarse el budismo. Esta tradición espiritual produjo pinturas de los diez símbolos de la longevidad, y mediante colores llamativos y vibrantes, manifestó sensibilidades coreanas únicas.

“Biombo plegable de ocho paneles del Mt. Geumgang” (detalle). Fecha desconocida. Tinta y color sobre papel. 59,3 × 33,4 cm (cada uno). Museo Folclórico Nacional de Corea.

Taoístas inmortales
La noción de taoístas inmortales (sinseon) posee una larga historia que se remonta a Gojoseon, o Antiguo Joseon, el primer reino de la historia de Corea. Se dice que Dangun, el legendario fundador de este antiguo reino y progenitor del pueblo coreano, se convirtió en inmortal. Los coreanos no solían considerar a los inmortales como seres puramente míticos, sino como un estadio que los humanos podían lograr mediante la disciplina espiritual. Creían que al dejar atrás lo mundano y contemplarse a sí mismos y al mundo, podrían alcanzar el despertar definitivo y convertirse en inmortales.

Con el tiempo, las pinturas de los taoístas inmortales representaron la esperanza de una existencia pacífica en armonía con la naturaleza y libre de sufrimiento.

“Ideografía pictórica: Lealtad (悌)”. Siglo XIX. Tinta y color sobre papel. 99 × 33 cm. Colección privada.

“Ideografía pictórica: Afecto fraternal (悌)”. Principios del siglo XX. Tinta y color sobre papel. 55 × 33 cm. Colección privada.

Ideografías pictóricas
Otro tipo único de minhwa son los ideogramas pictóricos (munjado), caracteres chinos clásicos que representan los principios del confucianismo, hechos con pinceladas gruesas. Los motivos abstractos basados en historias populares están dentro y alrededor de los trazos. Las ocho virtudes más frecuentemente representadas son piedad filial (孝), amor fraternal (悌), lealtad (忠), honradez (信), decoro (禮), rectitud (義), integridad (廉) y sentido de la vergüenza (恥). Cada uno está decorado con imágenes de animales, flores u otros objetos, con sus correspondientes significados.

Por ejemplo, las pinturas sobre amor fraterno suelen presentar lavanderas, como símbolo de la cooperación fraternal, y los arándanos coreanos (sanaengdu) se usan para expresar la armonía entre hermanos. Las pinturas ideográficas populares son reconocidas por su autóctona combinación de expresionismo abstracto y realista.

Im Doo-bin Crítico de arte

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