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2017 AUTUMN

VIDA

IMAGEN DE COREA Mantener la antigua costumbre de otoño

Chuseok, el festival de la luna y la cosecha, es una de las festividades más importantes de Corea. El nombre evoca la nostalgia de cada coreano, y les invita a volver a casa para reunirse con la familia en una noche de otoño, cuando la luna llena brillante se eleva sobre las colinas. Chuseok celebra los lazos familiares y los lazos con la tierra, expresa agradecimiento por la cosecha a mediados de otoño. Cuando Chuseok llega, todas las carreteras que rodean Seúl y las autopistas que conducen a los cementerios ancestrales en el campo y otras grandes ciudades se atestan de coches, pues la gente acude a presentar sus respetos a los antepasados ​​y vuelve a sus ciudades natales. Visitar las tumbas de los antepasados ​​seongmyo. Esta costumbre se ha practicado a lo largo de los siglos, ya que los cementerios se perciben como lugares sagrados donde los antepasados ​​moran, tanto en cuerpo como en espíritu.
Típicamente, las tumbas coreanas se ubican en un pedazo de terreno despejado en la ladera de una montaña. El cadáver de los muertos se coloca en un ataúd de madera, que será enterrado en el suelo. La tierra se amontona sobre la tapa para crear un montículo sobre el que se planta hierba para prevenir la erosión. Estas tumbas, exclusivamente coreanas, requieren un mantenimiento regular durante todo el año. En Hansik, cualquier daño a la tumba acaecido entre el invierno y la primavera se repara y si la hierba ha desaparecido es replantada. Alrededor de cheoso, el 14 de los 24º términos solares, a finales de agosto, cuando el calor del verano comienza a menguar, la hierba deja de crecer, señalando que llega la hora de la poda, de retirar las malas hierbas del montículo, y de limpiar los alrededores de la tumba. Esta tarea se llama beolcho (“retirar las malezas”). Debe llevarse a cabo antes de Chuseok para que la familia pueda visitar la tumba y celebrar ritos ancestrales ese día. Los ritos funerarios en Chuseok son especialmente importantes, ya que es cuando los granos recién cosechados, fruto de un duro año de trabajo, se ofrecen a los antepasados.
Pero los tiempos cambian y ahora muchas personas obvian la visita a las tumbas ancestrales por completo, o bien o confían el cuidado y el mantenimiento de las tumbas al personal del cementerio, mientras que marchan de vacaciones a otro lugar. En estos tiempos la cremación, las nichos y los enterramientos naturales son cada vez más opciones alternativas, mientras que las empresas de servicios funerarios atienden las tumbas. Una carta publicada en internet por un ama de casa, ofrece una idea de cómo los coreanos actuales de la ciudad sienten la pérdida de conexión con la tierra de sus ancestros, y cómo tratan de mantener sus vínculos tradicionales.
“Han pasado seis años desde que mi suegro falleció. Aunque quería ser enterrado en su ciudad natal, sus hijos, que vivían en la ciudad, pensaron que sería difícil visitar su tumba si estaba en el campo y encontraron un sitio auspicioso en un cementerio cerca de la ciudad. Desde la muerte de mi suegro, no ha sido fácil visitar la ciudad natal de mi esposo. Cuando tomamos tiempo para ir, ya que no tenemos allí más vínculos directos, no sentimos lo mismo respecto a ese lugar. Como cometas con las cuerdas cortadas, nuestros recuerdos flotan perdidos en el cielo. Pero sólo una vez al año, volvemos a casa de mi marido con la familia de mi cuñado para cortar la hierba en las tumbas ancestrales. Las tumbas tienen que ser atendidas, y pensamos aprovechar esta época menos ocupada del año en esa tarea. Para partir antes de que salga el sol temprano por la mañana, he preparado hielo, sandía para comer y agua para beber mientras trabajamos, y por la mañana, antes de partir, prepararé café.

Kim Hwa-young Crítico literario; Miembro de la Academia Nacional de las Artes

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