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Image of Korea

2021 WINTER

Soñando con la paz

Primavera, década de 1960. Como joven soldado asignado a la Zona Desmilitarizada (DMZ) me dirigía a una ribera árida próxima para perderme en un paisaje de hipnótica belleza. En el borde del acantilado florecía un aluvión de azaleas rosadas y, a lo largo del río, donde una vez antes de la guerra hubo una aldea, las malas hierbas cubrían una pared rectangular, entre flores de melocotón y albaricoque esparcidas aquí y allá. Ese soldado vive ahora sus años crepusculares pero el enfrentamiento entre las dos Coreas perdura. A lo largo de esa tranquila orilla las flores aún relucen y los frutos maduran junto con las estaciones.

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ⓒ Park Jong-woo

El 27 de julio de 1953, tres años después de comenzar la Guerra de Corea, un acuerdo de alto el fuego creó la Línea de Demarcación Militar (MDL). La línea de armisticio se expande de este a oeste por unos 240 km, serrando la península de Corea en Norte y Sur. Una zona de seguridad de 4 km de ancho se extiende a ambos lados de la MDL, con 2 km a cada lado, para evitar más conf lictos armados. Es la DMZ.

Con unos 907 km2 en total, la zona está marcada con altas vallas y soldados de ambos lados la patrullan. Al llamarse “desmilitarizada”, debería carecer de armamento y de toda actividad militar, pero la realidad ni siquiera se acerca. El área está repleta de minas terrestres y los militares de ambos bandos conforman una de las mayores fortificaciones armadas del mundo, vestigio de la Guerra Fría.

En la propia MDL hay un área de seguridad conjunta de 400 m de radio, custodiada por tropas del Sur, del Norte y de la ONU. Es Panmunjom, lugar de renombre y atención internacional hasta el día de hoy. Mientras, a unos 10 km al norte y al sur de la zona desmilitarizada hay otro conjunto de vallas para evitar que los civiles entren sin permiso, es la llamada Línea de Control Civil. Sin embargo, dentro de la zona, y de conformidad con el acuerdo de armisticio, algunos civiles viven en la aldea de Daeseong-dong del Sur, y en la aldea Kijong-dong del Norte.

Al no residir humanos, la DMZ se ha convertido en uno de los hábitats naturales mejor conservados del mundo, donde muchos animales y plantas en peligro de extinción crecen libremente. Cada año, a principios de octubre, miles de grullas de nuca blanca que vuelan hacia el sur para escapar del frío siberiano recogen las espigas de arroz esparcidas por la llanura de Cheorwon, al norte de la Línea de Control Civil. Y a principios de noviembre llegan las aves más sagradas para nuestro pueblo: las grullas de corona roja.

Veo las imágenes de las aves que regresan, soñando con el día en que la DMZ se transforme por completo, y por fin, en un pacífico parque ecológico que las gentes del Norte y del Sur puedan disfrutar.

Kim Hwa-young Crítico literario y miembro de la Academia Nacional de las Artes

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