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2016 AUTUMN

 

 

Mi nombre es ‘Mamá Gosam’

La madre de un estudiante de bachillerato es una “mamá gosam”. La palabragosam alude al tercer y último curso de instituto en el sistema educativode Corea. Una madre gosam nunca puede decir a su hijo o hija: “Es tu vida”.Durante un año entero ha de armarse de valor y unirse a él o a ella en la duracarrera hacia el éxito. Sin embargo, pocas madres son capaces de recorrer esetrayecto sin agonías ni fuertes conflictos internos.

El reloj está a punto de marcar las siete de lamañana. Son Ae-ran se pone nerviosa al observarcómo su hija se prepara para ir al instituto.Podría perder el autobús, que llega en cinco minutos.Desazonada pero en silencio, está a punto de entregarla llave del coche a su marido; entonces su hija salecorriendo de la habitación y se dirige a la puerta.

“No puede llegar tarde a la escuela. Eso tendría unainfluencia negativa en su expediente, recalca Son. “Elinstituto permite un máximo de tres retrasos, pero lospadres saben que lo mejor es un registro impecable.Intentamos que tenga un expediente inmaculado, sinmancha alguna”.

Hijo gosam, madre gosam

Cuando su hija se ha ido, Son y su marido se van atrabajar. En el camino, comprueban la agenda de suhija al finalizar el horario lectivo. Hoy Son la llevará a laacademia privada o hagwon a las ocho de la noche, y sumarido pasará a recogerla a las diez. Este horario, delunes a viernes, no presenta excesivas dificultades.

En cambio, los fines de semana son completamentedistintos. “Los sábados ella tiene una clase a las diezde la mañana. La llevo al hagwon y la espero durantedos horas. Cuando termina, comemos algo antes de susiguiente clase a la una. Tres horas más tarde, la recojoy la llevo a casa. Después, la llevo a un hagwon enGangnam, a una hora de camino desde nuestro apartamento,para una clase a las siete y la recojo de nuevoa las diez. A veces los padres ayudan, pero son sobretodo las madres las que se ocupan de conducir. Losdomingos son similares a los sábados”, afirma Son.

Es obvio que existe una razón por la que los cochesse agrupan en filas en los barrios donde abundan lasacademias privadas de horario extraescolar, especializadasen formar a los alumnos para las pruebas deacceso a la universidad. Las madres se disponen a convertirseen los pies de sus hijos y se mueven con elloscomo un solo ser. Sin embargo, estudiar es la responsabilidaddel adolescente; mientras que la madre esresponsable de hallar el hagwon adecuado para suhijo y ejercer de chófer, es decir, traer y llevar al chicoo la chica del hagwon a casa. Muchas madres estándispuestas a compartir el tormento de permaneceren vela hasta altas horas de la noche mientras su hijoestudia.

¿Cómo se adapta Son a su año de gosam y cómohace para sobrevivir? ¿Qué se siente al ser virtualmenteuna extremidad de una estudiante de 19 años? Sonparece estar recorriendo con relativa calma ese camino,el mismo trayecto que recorren las madres de unos600.000 alumnos cada año. Sin embargo, podemossuponer que ella pasa por un “momento aberrante" ensu vida, que le exige renunciar a algunos de sus valorespor el bien del futuro de su hija. Pregunté a Son, profesorade secundaria -y este año madre gosam- sobreeste difícil periodo. Mientras ella habla sobre su vidadiaria y aborda la realidad del actual sistema educativo,uno puede sentir la inevitable y agotadora presión denuestros tiempos.

Estudiar es la responsabilidad del adolescente; mientras que la madre es responsable dehallar el hagwon adecuado para su hijo y ejercer de chófer, es decir, traer y llevar al chico o lachica del hagwon a casa. Muchas madres están dispuestas a compartir el tormento depermanecer en vela hasta altas horas de la noche mientras su hijo estudia.

Son Ae-ran y su hijaexaminan la lista denuevos cursos ofrecidospor un hagwon (academiaprivada).

Sobrevivir al fervor de la educación privada

“La mayoría de los chavales del barrio de Mok-dongpiensan que ir cada noche a un hagwon es algo completamentenormal. Incluso los niños de escuela primariase quedan hasta las diez de la noche sin oponermucha resistencia, pese a que a menudo se frotan losojos de sueño. Como todos los niños hacen lo mismo,ninguno cree ser el único que atraviesa momentos difíciles”,explica Son.

Mok-dong, donde vive Son,es un barrio de clase medialleno de complejos de apartamentos,situado en la partenoroeste de Seúl. Es conocido como “la meca de loshagwon”, al igual que el barrio de Daechi-dong enGangnam. Habitualmente los alumnos se dirigen enmasa a los hagwon tras finalizar su horario escolar enel instituto. Los hagwon son lugares a los que no solose confía el aprendizaje de los jóvenes, sino también sutiempo. Los alumnos cumplen de forma pasiva el horarioestablecido para ellos sin poner resistencia alguna.No tratan de organizar su agenda de forma independiente,aunque, de todos modos, tampoco podríanhacerlo. Algunas madres podrían sentirse escépticasante esta situación, pero al margen de aquellas deprincipios excepcionalmente sólidos y de gran fortalezainterior, la mayoría no tiene valor para orientar a sushijos en otra dirección, pues consideran que los chicosllegarán a alcanzar ciertos logros y un nivel académicosi soportan sin rebelarse esas largas horas de aprendizajepasivo.

Son compara el barrio de Mok-dong con la ciudadde Incheon -donde ella ejerce como profesora- en lorelativo a los hagwon. Incheon es una localidad en laque los resultados de los exámenes de la Prueba deAptitud Académica de la Universidad son de los másbajos a nivel nacional.

“Los estudiantes están pasando por el turbulentoperiodo de la pubertad. Cuando tienen problemas ycomienzan a rebelarse, las madres de Mok-dong por logeneral toman nota y tratan de encontrar una solución.En realidad, el hagwon no permite que los estudiantestengan mucho tiempo para desviarse por el mal camino”,recalca Son. “Pero en Incheon la situación es diferente,especialmente en zonas con muchas fábricas,como en la que está mi instituto. Los estudiantes queno van a un hagwon tienen una gran cantidad de tiempolibre después de la escuela. No están acostumbradosa dedicar esas horas a estudiar por su cuenta y suspadres carecen de tiempo para proporcionarles orientación.Al no saber bien qué quieren hacer, solo salenpor ahí con sus amigos. El problema es que carecen deesa clase de amigos que pueda aportarles una influenciapositiva”.

El hagwon ostenta un poder absoluto, gobernandoincluso las emociones y las acciones de los estudiantesadolescentes. Conscientes de este poder, las madresse sienten sin cesar influenciadas e intimidadas. “Lasmadres están constantemente preocupadas. Comparanlas calificaciones de sus hijos con las de los demásy les preocupa que puedan quedarse atrás si estudianpor su cuenta. Las academias conocen muy bien esarealidad, e incluso fomentan esa inquietud”.

Así, las madres cambian a menudo de un hagwona otro, o de profesores particulares, en busca de algomejor. Para obtener información sobre hagwon exclusivospara una élite minoritaria de la clase alta, seesfuerzan por crear relaciones personales, e inclusoconsideran seriamente el pagar clases particularesespeciales que cuestan varios millones de wones porsesión. El resultado de este obsesivo fervor por la educaciónes la distorsión del progreso académico por lasclases particulares. Por ejemplo, en las zonas donde esmás alta la fiebre por la educación privada, un niño deescuela primaria puede estar ya estudiando matemáticasa nivel de instituto. Cuando este tipo de anomalíasse observa como algo normal, los jóvenes que permanecenpor debajo de ese nivel quedan totalmenteexcluidos.

Son habla sobre la vida con esta obsesión extrema:“A pesar de toda la información que incita a los padresa optar por la educación privada, es importante mantenerel equilibrio. Si eres una persona muy ambiciosa noexisten límites; pero incluso para mí, fue inevitable quemi hijo aprendiera con un año de adelanto”.

Preocupación por la autoestima del joven

A medida que su hijacursa su último año desecundaria y afronta lapreparación de exámenesde ingreso a la universidad,Son la anima y tratade asegurarse de que nopierda la autoestima.

Pero… ¿No existe una política eficaz que pueda aliviaresta fiebre?

“Mi hija cursa sus estudios de ciencias. Los alumnoscon calificaciones más altas tienden a elegir lasciencias naturales, y la competencia por sacar mejoresnotas es extremadamente feroz. Si uno comete unsolo error en un examen de matemáticas, puede caeral instante del primero al tercer nivel. Estudiar es comocaminar sobre la cuerda floja”, ilustra Son.

En este contexto, los cambios en las políticas deacceso a la universidad apenas tienen efectos reales ala hora de aliviar la carga sobre los estudiantes, al margende si se da o no mayor peso al promedio de calificacionesdel instituto que a las notas de la prueba deaptitud de acceso a la universidad, o si se fomentan lasactividades y logros extraescolares en paralelo a lasdel centro de enseñanza. En cualquier caso, los padres,los estudiantes y el sector de la enseñanza privada seresisten a adaptarse a nuevas políticas. Los estudiantesnunca pueden experimentar la alegría de aprender, ycomo resultado, su mundo interior sufre.

También sufren los estudiantes en el otro extremo.“A día de hoy existen muchos supoja, palabra quedesigna a los estudiantes que han abandonado lasmatemáticas. Como no adquirieron una buena baseen primaria y secundaria, estos alumnos no puedenseguir el ritmo de las clases en el bachillerato, y leccionesde matemáticas no tienen sentido alguno paraellos. Sin embargo, hay algo que realmente les interesay en donde pueden obtener una alta puntuación: losjuegos online. De forma natural, se vuelven excesivamenteautoindulgentes. Veo a menudo a estudiantesque juegan online hasta la madrugada y llegan al institutoarrastrándose, explica Son.

Incluso aquellos estudiantes incapaces de alcanzarla cima en la competencia académica tienen sus propiasambiciones y autoestima. Sin embargo, nuestrasociedad no es lo suficientemente generosa como paraentender su soledad y ofrecerles apoyo.

Al final, todose convierte en una tarea para las madres. Son afirma:“Trato de prestar atención y tener mucho cuidado paraque mi hija pueda mantener su autoestima. Hablamosmucho sobre cómo es posible ser humilde y aúnasí tener un corazón orgulloso. Con autoestima, podráaguantar y sobrevivir a cualquier dificultad, pues serácapaz de creer en sí misma”.

Parece que los esfuerzos de Son están dando resultado,ya que asegura que su hija está atravesando sinmuchos problemas el túnel del último año de instituto.“Mi hija es de esa clase de personas que se guarda susproblemas para ella misma, así que trato de interpretarmejor su corazón y ayudarla a resolverlos”, añade,mientras sus ojos revelan una profunda comprensión.Quizá su paz mental sea frutode esa inexplicable alquimiaque transforma las duras einjustas cargas de nuestrotiempo en el amor incondicionalde una madre.

Kang Shin-jaeEscritor independiente
Ahn Hong-beomFotógrafo

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