메인메뉴 바로가기본문으로 바로가기

In Love with Korea > 상세화면

2019 SPRING

Un joven turco cautivado por el sonido del haegeum

Un cambio radical nunca es algo fácil, pero Cevzet Tam protagonizó dos en poco tiempo. Primero salió de Turquía para estudiar informática y tecnologías de la información en la lejana Corea, y más tarde cambió su especialidad para dedicarse a la música tradicional coreana. Estos cambios no habrían sido posibles sin perseverancia y amor por el país convertido en su nuevo hogar.

Para algunas personas, los momentos de cambio en la vida ocurren por pura coincidencia, como una llamada de la fortuna.

Para Cevzet Tam, ocurrió mientras daba un paseo por Seúl. Se sentía un poco deprimido cuando escuchó el melancólico sonido de un haegeum interpretado por un músico callejero. “Tenía solo 19 años, me sentía triste y solo y extrañaba a mi familia en Turquía”, recuerda Cevzet. “Era como si el violín tradicional coreano llorase por mí”.

Aquel casual encuentro con un instrumento musical extranjero marcó su nueva dirección en la vida.

De las matemáticas a la música

Al percibir que los coreanos reflejan poca identidad cultural en su música popular, Cevzet Tam desearía que los compositores de K-pop insertaran más elementos de la música tradicional coreana, al igual que los músicos turcos usan instrumentos nativos para interpretar música moderna.

Ya de regreso en Turquía, Cevzet asistió a una clase para estudiantes de matemáticas de nivel avanzado. Como se le daba bien, se propuso ser ingeniero y decidió estudiar informática y tecnologías de la información en Corea. Sin embargo, después de llegar al país en 2012 y completar un curso de idioma coreano de un año, Cevzet no se sentía motivado por las tecnologías de la información. En lugar de esto, ingresó en el Departamento de Música Tradicional Coreana de la Universidad Nacional de Seúl y se especializó en haegeum.

¿Qué era concretamente lo que le resultaba tan fascinante de aquel antiguo instrumento musical extranjero? ¿Cómo fue que un joven de 19 años que ni siquiera era capaz de leer música quedara tan cautivado por él?

“Ni siquiera yo sé exactamente el motivo”, admite Cevzet. “Tal vez me gustara la música sin saberlo. Cuando vi el haegeum por primera vez, me recordó a un instrumento de cuerda turco similar, llamado saz. De todos modos, cuanto más escuchaba su melodía, más me gustaba. Produce sonidos que las palabras no pueden describir, tristes y melancólicos, pero a veces humorísticos”.

El haegeum es un instrumento simple. Tiene dos cuerdas de seda, una caja de resonancia de madera y un mástil fino y largo. Se toca colocado en posición vertical sobre la rodilla del intérprete. Ha sido un elemento atemporal de la música tradicional coreana, presente en los palacios reales y en los patios de las zonas rurales. Para construir este instrumento se utilizan ocho materiales: madera, metal, seda, piedra, bambú, calabaza, barro y cuero.

Debido a esto el instrumento también se llama pareum, que significa “ocho sonidos”. Otro nombre es kkaengkkaeng-i, una onomatopeya que hace referencia a su sonido agudo.

Los más sorprendidos por el abrupto cambio en la carrera del joven turco fueron sus familiares. Todos esperaban que Cevzet, el menor de seis hermanos, se convirtiera en un ingeniero de sueldo elevado tras estudiar en Corea. Su repentino anuncio de que iba a estudiar música y a dedicarse a un instrumento musical desconocido causó especial enfado a su padre.

“Al principio, mi padre me retiró la palabra durante más de un mes. Me costó casi tres años convencerle de que aceptara completamente mi decisión”, afirma Cevzet. “Pero comenzó a cambiar de opinión poco a poco cuando me vio estudiar mucho y recibir una beca de la escuela”.

Cuando Cevzet salió en la televisión coreana, las dudas se disiparon. “Mi padre me dijo que estaba orgulloso de mí por presentar a nuestro país, Turquía, a los coreanos”, dijo Cevzet. Ahora no solo su padre, sino también otros miembros de la familia le apoyan de forma incondicional. Sin embargo, lamenta Cevzet, Turquía está demasiado lejos de Corea para poder recibir algo más que el apoyo moral de sus parientes. Para llenar ese vacío están los amigos y conocidos coreanos. Algunos de ellos son como segundos padres para él.

Los patrones coreanos

Una de ellos es la profesora Yang Young-sook de la Universidad Nacional de Seúl, que también es la asesora académica de Cevzet. La profesora Yang me ayudó a resistir durante mis años universitarios, cuidándome de muchas maneras, incluso dándome comida”, asegura Cevzet. “Cada año en mi departamento tres alumnos se especializaban en haegeum. Aunque quedé atrás respecto a los otros, ambos coreanos, los profesores me otorgaron una compensación. Así es como pude obtener 3,2 de 4 puntos. La profesora Yang era como mi madre, una persona sin la cual difícilmente podría haber terminado mis estudios”.

Cevzet también tiene un “padre coreano”: un ejecutivo de una discoteca donde solía trabajar como DJ a tiempo parcial. Cuando Cevzet está enfermo, le visita en su casa y le lleva papilla de grano y fruta. También llama de vez en cuando para asegurarse de que Cevzet haya pagado el alquiler y comprueba si necesita ayuda económica.

¿Qué motiva a estos coreanos a ayudar a un joven de un país lejano? Sí, Cevzet es un chico simpático con una sonrisa agradable, pero sobre todo es posible que les mueva su actitud positiva y entusiasta hacia el aprendizaje y el trabajo, ese hacer siempre todo lo posible por alcanzar sus metas, pero él no tiene tiempo que perder. Durante el día, Cevzet practica con el haegeum y estudia composición, y por la noche trabaja a tiempo parcial en clubes, ya sea como DJ o como camarero.

Cuando se le pide consejo para los jóvenes que aspiran a estudiar música tradicional de otros países, por ejemplo, un joven coreano que quiera aprender un instrumento turco tradicional, responde que lo primero y más importante es estudiar, y preferiblemente amar el país y su cultura. “Primero debes entender la forma de pensar de la gente, su mentalidad y sus pensamientos”, afirma.

Eso explica por qué Cevzet se unió a “Hangeul”, una banda musical políglota compuesta por once extranjeros que trabajan en Corea. El grupo, entre cuyos miembros hay músicos procedentes de Gran Bretaña, España, Turquía y Japón, toca en diversos eventos, primero en sus lenguas nativas y luego en coreano. Aunque Hangeul es el nombre del alfabeto coreano, Cevzet explica que el nombre de la banda es un compuesto de “Han” (de “Hanguk” que significa Corea) y “geul” (la pronunciación coreana de la primera sílaba de “global”), por lo que hace referencia a “artistas globales que introducen a Corea al mundo”.

Cevzet pertenece actualmente a FMG (siglas en inglés de Grupo de Recursos Humanos Extranjeros), una agencia de entretenimiento que da servicio a unos 50 extranjeros en Corea. Ocasionalmente aparece en programas de radio y televisión coreanos, pero no como miembro permanente. Espera aparecer en “Welcome, First Time in Korea?” (“Bienvenido. ¿Primera vez en Corea?”). Este popular programa de televisión está protagonizado por residentes extranjeros en Corea que invitan a amigos de sus países de origen, permitiendo a la audiencia redescubrir Corea a través de sus ojos.

A pesar de la distancia geográfica y las diferencias culturales, Corea y Turquía se han considerado mutuamente “países hermanos”, en gran parte debido a las tropas turcas que acudieron a luchar bajo la bandera de Naciones Unidas durante la Guerra de Corea (1950–1953).

“Necesito estudiar de día y trabajar de noche. Hay muchos obstáculos que tengo que superar. No obstante, nunca me he arrepentido de mi decisión”.

Países hermanos

Cevzet cree que ambos países tienen varias cosas en común. “Por ejemplo, nuestros idiomas tienen el mismo orden en las palabras, lo que puede indicar que los coreanos y los turcos tienen un modo de razonamiento lógico similar. Además, a diferencia de los occidentales, tanto los coreanos como los turcos se quitan los zapatos cuando entran en casa. Por último, los turcos, particularmente los hombres, pierden los estribos fácilmente, como los coreanos, pero se desahogan en menos de 10 minutos, también como los coreanos”, asegura.

“Sobre todo, la música tradicional de los dos países tiene una aureola similar”, dijo Cevzet. “Al igual que las canciones coreanas, muchas melodías turcas son tristes y melancólicas, lamentando el amor no culminado, como las que cantan las esposas que echan de menos a sus hombres cuando éstos están lejos en la guerra. Por supuesto, Turquía ha sido ocupada por extranjeros con menor frecuencia que Corea, pero también ha habido muchas guerras en nuestra historia”.

Cevzet Tam opina que el haegeum desbloqueó su pasión por la música y su potencial musical.

Vivir como un músico en Corea

“No es fácil vivir de la música en Corea. La mayoría de los estudiantes que se especializan en música aquí suelen tener padres adinerados”, comenta. “Tengo que estudiar de día y trabajar de noche. Hay muchos obstáculos que tengo que superar. Sin embargo, nunca me he arrepentido de mi decisión”.

Aunque a Cevzet le gusta la música pop coreana, reconoce que a veces no puede evitar pensar que los coreanos tienden a carecer de identidad en sus actividades culturales. Cita al padre fundador de Turquía, Mustafa Kemal Atatürk, quien dijo que a la gente que no conoce su historia ni su cultura le espera un futuro sombrío. Cevzet también recupera el ejemplo de los músicos turcos que usan el sonido de su instrumento tradicional, el saz, en la música moderna. “Del mismo modo”, apunta, “me gustaría ver a los compositores de K-pop usar más elementos de la música tradicional coreana en sus obras, fusionando lo antiguo y lo nuevo”.

A pesar de su trabajo a tiempo parcial como DJ en un club, a Cevzet no le gusta mucho el alcohol. “Turquía es un país islámico, ya sabes, así que no bebemos mucho y somos muy cuidadosos al elegir los alimentos, además de que comer cerdo es un tabú”, explica. “Al margen de eso, tengo pocos problemas con la comida coreana. Por razones económicas y otros motivos, cocino a menudo mi propia comida en vez de salir a cenar”.

Al preguntarle dónde se ve en cinco años, Cevzet responde que le gustaría ser mejor músico. Desde luego, si sigue así, alrededor de 2025 los coreanos podrían escuchar la primera sonata de haegeum compuesta por un extranjero.

Choi Sung-jinEditor Ejecutivo, Korea Biomedical Review
Ha Ji-kwonFotógrafo

전체메뉴

전체메뉴 닫기