Una colección de entrevistas a artistas pro-norcoreanos de alto nivel que residen en Japón ofrece valiosa información sobre la música norcoreana y sobre cómo surgieron sus rasgos distintivos.
Escena de “La canción del monte Kumgang”, una de las cinco principales óperas revolucionarias de Corea del Norte. Estrenada en 1973, cuenta la historia de una familia separada durante el período colonial que luego se reúne bajo el sistema socialista liderado por Kim Il-sung. Actuación de 1974 de la Compañía de Ópera Kumgangsan, fundada en 1955 bajo la Asociación General de Residentes Coreanos en Japón, pro-Pyongyang.
Si bien la música oriunda de Corea del Norte y de Corea del Sur posee las mismas raíces, ya no comparten la misma armonía. El género conocido como gugak en el Sur es minjok eumak en el Norte. Ambos significan “música nacional” pero poseen distintas connotaciones, y hasta difieren en el tipo de instrumentos musicales tradicionales usados. El Sur se enfoca en preservar la forma original de esos instrumentos, mientras que el Norte crea variantes que también sirven para interpretar música occidental.
Una colección de relatos orales de artistas coreanos de alto nivel en el extranjero – Japón abre el telón sobre el desarrollo y el estado actual de la música en el norte comunista. Este pesado volumen, ilustrado con fotos históricas poco conocidas, fue publicado en diciembre del año pasado por el Centro Nacional de Gugak, una institución pública con sede en Seúl para preservar y promover la música tradicional coreana.
“Corea del Norte ha superado a Corea del Sur en cuanto a esfuerzo por modernizar los instrumentos musicales tradicionales y adentrarse en la música de fusión”, explica Cheon Hyeon-sik, curador del Centro Nacional de Gugak y coautor del libro, junto con Kim Ji- eun, investigador sobre música norcoreana.
El esfuerzo de Corea del Norte por modernizar los instrumentos musicales oriundos de Corea ha convertido la cítara de 12 cuerdas (gayageum), en un instrumento de 19 o 21 cuerdas. También ha cambiado la escala tonal de la música tradicional coreana, pasando de escalas pentatónicas a heptatónicas. Algunos instrumentos modernizados del Norte han sido aceptados por artistas surcoreanos, tales como okryugum, una cítara de 33 cuerdas; jangsaenap, un instrumento de viento de doble lengüeta tipo oboe; y daepiri, un instrumento de viento similar a un clarinete.
Los coautores pasaron tres años realizando entrevistas y compilando el libro. “Los entrevistados unánimemente coincidieron en que es imposible discutir sobre música al margen de la política en el Norte. También reafirmaron que la música tiene allí mayor influencia que cualquier otro género artístico”, quizá como herencia de una antigua instrucción del difunto líder Kim Jong-il: “La música debe servir a la política. La música sin política es como una flor sin fragancia. La política sin música es como política sin corazón”. Por tanto, la música en el Norte ha llegado a tener un rostro distinto a la música en el Sur, donde en gran medida juega un papel sobre el placer y los gustos de cada individuo.
Los ocho artistas senior del libro que residen en Japón, todos reconocidos con galardones como los premios Artista del Pueblo, Artista Meritorio, Actor del Pueblo o Actor Meritorio de Corea del Norte, y autoridades supremas en sus respectivos campos, fueron entrevistados entre 2017 y 2018, aunque dos de ellos fallecieron mientras editaban el libro.
Los entrevistados son: Im Chu-ja (1936-2019), coreógrafo y bailarín; Ri Chol-u (1938-), compositor y subdirector del Instituto de Música Isang Yun, en Pyongyang; Chong Ho-wol (1941-), cantante y ex actriz de la Compañía de Ópera Kumgangsan; Kim Kyong-hwa (1946-2017), ex directora de la Compañía de Ópera Kumgangsan; Hyun Gye-gwang (1947-), bailarina; Ryu Jon-hyon (1950-), cantante de ópera; Chong Sang-jin (1958-), compositor; y Choe Jin-uk (1958-), profesor de educación musical en la Universidad de Corea en Tokio.
Reinterpretaciones
Cheon Hyeon-sik (izquierda) y Kim Ji-eun, coautores de Colección de relatos orales de artistas coreanos en el extranjero - Japón. El libro se basa en entrevistas con ocho destacados músicos y bailarines que residen en Japón. © Ha Ji-kwon
El compositor Chong Sang-jin expresó que la mayoría de sus cohortes norcoreanos componen “música de programa”, basada principalmente en motivos melódicos de influencia rusa, manteniéndose alejados de “fragmentos melódicos” occidentales, bien sinfonías u otras obras para orquestas menores. Sin embargo, señaló que actualmente existe una mayor diversidad, y se crean obras con más fragmentos melódicos que antes.
El coautor Cheon ofrece interpretaciones complementarias para explicar mejor los diversos aspectos de la música en las dos Coreas. Como ejemplo, cita las óperas de ambas Coreas basadas en el antiguo cuento popular de Chunhyang. Las óperas populares de Corea del Norte surgieron junto con el esfuerzo del estado para modernizar los instrumentos musicales tradicionales en la década de 1960. El género comenzó allí con “El cuento de Chunhyang”, y llegó a producir óperas revolucionarias en la década de 1970.
La versión para ópera de Corea del Norte del cuento usa la técnica de bel canto occidental para obtener un canto hermoso, en vez del ronco estilo vocal tradicional de Corea del pansori (canción narrativa). También destaca la lucha de clases, en un marcado contraste con la versión sureña, que se adhiere a la trama original de una historia de amor entre un niño aristocrático y una niña de baja cuna, que lleva a un final feliz.
“Los norcoreanos aprenden pansori como simple objeto de estudio, y ya no lo disfrutan como género de música folclórica”, resalta Cheon. El pansori fue rechazado por el régimen socialista en el Norte, en gran medida por estar impregnado de sensibilidades de clase alta, mientras que en el Sur goza de notable popularidad como género representativo de la musical tradicional.
Música vocal
En el Norte, la música vocal ha sufrido cambios en técnicas, letras e incluso aspectos musicales. En otras palabras, se ha transformado para adaptarse a los objetivos de la revolución socialista norcoreana y a la sensibilidad de su pueblo.
En particular, enfatiza dos técnicas vocales: “minseong” para el género vocal tradicional y “yangseong” para la música clásica occidental. El primero también es conocido como “estilo juche”, en referencia a un estilo claro y cadencioso enraizado en el estilo de canto tradicional seodo (provincia occidental). “El cuento de Chunhyang” presenta a cantantes de estilo folclórico tradicional, mientras que en “La niña de las flores”, una ópera revolucionaria, destaca la interpretación de estilo occidental.
La cantante y actriz Chong Ho-wol destaca que los norcoreanos prefieren las voces altas, pues creen que las canciones populares nativas deben cantarse en tono fino y agudo. Pero también han llegado a apreciar las canciones de voz baja, pues muchas mezzosopranos estos días salen a escena influidas por las tendencias mundiales.
“Según explicó el Sr. Chong Sang-jin, cada ópera norcoreana que destaca tiene sus propias características”, recuerda Kim Ji-eun. “Por ejemplo, ‘Mar de sangre’ emite un sentimiento nacionalista y popular; ‘La niña de las flores’ presenta muchas melodías refinadas; y ‘La canción del monte Kumgang’ imprime un toque muy moderno”.
Estas características también destacan en los arreglos para la orquesta. ‘Mar de sangre’ fue escrito para resaltar instrumentos puramente nativos. En cambio, la orquesta de ‘La niña de las flores’, inicialmente presentaba instrumentos oriundos, como de viento, y luego agregaba violines para presentaciones en el extranjero. Mientras, la orquesta de ‘La canción del monte Kumgang’ solo consta de instrumentos occidentales, salvo por los instrumentos de viento de bambú.
Vientos de cambio
1.Datos biográficos del coreógrafo Lim Chu-ja. Se dedicó a adiestrar alumnos tras establecer el Instituto de Danza de Corea en 1957, y obtuvo reputación de “gran estrella” en el mundo de la danza de los residentes coreanos en Japón. Falleció en 2019.
2.Chong Sang-jin, compositor, recuerda la vida de Kim Pyong-hwa, director de la Orquesta Sinfónica Estatal de Corea del Norte. Fotos del concierto de Kim con la orquesta en 1992 en el Tokyo Metropolitan Theatre (página derecha).
Los entrevistados coincidieron en gran medida en que la música nacional ha perdido su encanto en el Norte respecto a la música occidental, que atrae a los jóvenes de hoy en día, señala Kim Ji-eun. Por ejemplo, Samjiyon Band, banda que interpreta principalmente música clásica europea, goza de gran popularidad, y sus conciertos con el director Jang Ryong-sik atraen a un público aún mayor. La banda también captó gran interés cuando visitó el Sur para actuar durante la celebración de los Juegos Olímpicos de Invierno 2018 en Pyeongchang.
Kim recalled the interviewees’ claims that the North’s music scene is undergoing changes in step with overseas trends, introducing a variety of new vocal techniques. “Mr. Jong Sang-jin further said that North Korean music colleges these days mainly teach three types of techniques, following the performing style of the Moranbong Band; that is, the techniques for native folk songs, Western classical music and contemporary pop music.”
Actualmente, las integrantes de Moranbong Band, conocidas en el Sur como un “grupo de chicas de Corea del Norte”, son las artistas más populares entre los norcoreanos. La banda surgió en 2012, poco después de que Kim Jong-un llegara al poder. Su director musical Hyon Song-wol captó mucha atención tanto de medios como entre el público de Corea del Sur durante la visita de la banda para los Juegos Olímpicos de Invierno de 2018.
La mayoría de las integrantes de la banda son graduadas de la Universidad de Música y Danza de Pyongyang o de la Escuela de Música Kum Song, alma mater de la Primera Dama del Norte, Ri Sol-ju, y la gente especula que fue ella quien promovió la banda. Tanto Moranbong Band como el Coro del Estado del Ejército Popular de Corea son considerados como iconos de la era Kim Jong-un, y su estilo de actuación ejerce gran influencia en otras entidades de artes escénicas del país. Además, Chongbong Band, una banda de música ligera, compuesta principalmente por instrumentos de metal, creada por orden de Kim en 2015, también es muy popular.
Algunas facultades norcoreanas de música han creado recientemente cursos de grado en música pop. Entre otras áreas, la Universidad de Música y Danza de Pyongyang también se centra en formar talentos, y con dicho fin invita a muchos músicos extranjeros. Varios de los alumnos de esa escuela han logrado premios en concursos internacionales de piano y de canto. En contraste, la Compañía Nacional de Arte Popular, que alguna vez fue líder en artes escénicas en el Norte, no ha logrado capacitar a artistas jóvenes, mientras muchos de sus integrantes principales ya han fallecido, y la gestión fue absorbida por la Compañía Teatral Mar de Sangre, según Choe Jin-uk.
Isang Yun (o Yun I-sang, 1917-1995), compositor nacido en Corea del Sur que fue acusado de servir como espía para Pyongyang en 1967, es muy apreciado en el Norte, pero no ha recibido una evaluación adecuada en el Sur. El Instituto de Música Isang Yun en Pyongyang y su Orquesta Isang Yun permanecen en activo. “A muchas personas en Pyongyang les fascina la música de Yun”, asegura Cheon citando a los entrevistados. Las universidades de música norcoreanas tienen departamentos de música nacional, música occidental y composición. La música de Yun se enseña en los departamentos de composición.
Pero, cada vez más, en la música norcoreana también se filtran elementos de rock y jazz. El fundador del régimen, Kim Il-sung, una vez prohibió y demonizó esos géneros, diciendo: “Los cantantes de pop occidental toman drogas y llevan vidas depravadas”. Sin duda, el estilo de vida despreocupado de muchos de esos músicos no ayudó a disuadir a las autoridades de Pyongyang. Pero los entrevistados coinciden con Kim Ji-eun en que los ritmos del swing y el jazz parecen haberse integrado en la música norcoreana actual.
Kim Hak-soonPeriodista; Profesor invitado, Escuela de Medios y Comunicación, Universidad de Corea