El anudamiento es una artesanía tradicional coreana muy usada para decorar muebles, ropa, objetos ceremoniales y otros artículos para el hogar. Park Seon-keung, instructora para transmitir este patrimonio con casi cuarenta años de experiencia, heredó el negocio familiar y trabaja por hacerlo más atractivo en tiempos modernos, preservando la artesanía tradicional.
Instructora de transmisión del patrimonio con casi 40 años de experiencia, Park Seon-keung sigue el legado de su madre y sus abuelos, quienes eran artesanos tradicionales del anudado.
Maedeup, una artesanía tradicional coreana que produce nudos de diversas formas utilizando cordones de seda retorcidos (kkeunmok o dahoe), sirve tanto para propósitos prácticos como decorativos. De acuerdo con el “Gran Código Administrativo” (Daejeon hoetong, 1865), un compendio de reglas y prácticas administrativas de finales de la dinastía Goryeo y la posterior dinastía Joseon, la corte de Joseon contrató a un maestro artesano para cada uno de los procedimientos de anudado, ya que cada cual requería un elevado nivel de habilidad y atención.
En los viejos tiempos, los nudos eran accesorios esenciales para acentuar la belleza del hanbok. A las túnicas que los hombres usaban para las salidas (dopo) se les dio un acabado elegante colgando una borla anudada al cinturón de cordón. Tales borlas también eran indispensables en los sombreros formales de los hombres (gat), los abanicos de mano y los bolsos (bokjumeoni). Coloridas borlas anudadas decoraban las cortinas de los palanquines, y los nudos con flecos más largos se añadían a instrumentos musicales como tambores y violines para darles dignidad ceremonial.
Los coreanos usaban nudos en diferentes ocasiones a lo largo de su vida. En su primera fiesta de cumpleaños, el bebé llevaba una banda en la cintura decorada con anudamientos. Antes del matrimonio, la familia del novio enviaba una carta a la casa de la novia con información básica sobre el nacimiento del hombre (sajudanja), carta atada con un nudo que representaba corazones los unidos (dongsimgyeol). Y al morir, el féretro funerario del finado se adornaba con largas borlas con exquisitos nudos.
Una decisión natural
Para Park Seon-keung su arte fue su destino, al igual que para algunos de sus familiares más cercanos. Su abuelo materno, Jung Yeon-su, fue el primer artesano en ser designado como Maestro Hacedor de Nudos, justo después de que esta artesanía tradicional fuera incluida en la lista de Patrimonio Cultural Inmaterial Nacional en 1968. Su abuela materna, Choe Eun-sun, también adquirió ese título en 1976, y posteriormente su madre, Jung Bong-sub, en 2006. Park, quien heredó el negocio familiar de la suya, se dedica a entrenar sucesores y está a un paso de convertirse en maestra artesana. La centenaria tradición de anudar, durante un tiempo al borde de la extinción, para ella representa el oficio de tres generaciones de su familia.
“Gwanghui-dong, en Seúl, donde nació y creció mi abuelo, fue un pueblo de hacedores de nudos hasta la década de 1930. Perteneciente a la generación más joven de allí, obtuvo el título de Maestro Artesano cuando el maedeup fue designado como patrimonio nacional en 1968, reavivando las brasas de la artesanía tradicional. Ahora los tiempos han cambiado y muchos de los procesos han sido mecanizados, pero he de trabajar duro para no deshonrar a los artesanos que preservaron los métodos tradicionales”, afirma Park.
Vestida con un hanbok muy bien adaptado a su pequeño físico, Park habla con determinación. Se especializó en danza en la universidad, pero decidió convertirse en artesana desde el principio, por influjo de su entorno familiar. Nacida en 1964, comenzó su formación oficial con su abuela a los diecinueve años, a la que se unió su madre, quien le enseñó con un rigor muy perfeccionista.
“Anudar requiere mucho trabajo manual, por lo que siempre hay pequeñas cosas en las que pedir ayuda. Cuando era niña, era tan tranquila y buena con mis manos que a menudo me llamaban para hacer pequeñas tareas”, recuerda Park. “No es que quisiera aprender el oficio inicialmente, pero llegué a aceptarlo como vocación a medida que crecí. Me iba bien trabajar sola, encargarme de todo el proceso de torcer hilos, atar nudos y crear varios diseños. Concentrarme en el trabajo despeja mi mente y me consuela”.
Los nudos tradicionales se usaban para decorar accesorios personales, artículos para el hogar e instrumentos musicales. Hyangbal, un instrumento de percusión tradicional coreano, era decorado con largas cadenas de nudos y borlas.
Cortesía de Park Seon-keung
Park colaboró con el artista textil Shin Ye-sun para producir estos adornos en Craft Trend Fair y en la feria comercial Maison & Objet.
Cortesía de Park Seon-keung
Este colgante de tres partes con jades incluye nudos de crisantemo, nudos de trébol y nudos de anillo, entre otros. Los colgantes anudados, llamados norigae, se colgaban en faldas o corbatas del traje de chaqueta de mujer, acentuando la belleza de la ropa tradicional coreana.
Cortesía de Park Seon-keung
Bolsas adornadas con varios nudos, incluido el nudo de libélula. Servían para llevar objetos personales colgados del cinturón y eran de uso diario entre hombres y mujeres. Las bolsas de las mujeres eran de coloridas telas y decoradas con elaborados nudos y borlas, y las de los hombres eran más simples y sin tanta decoración.
Cortesía de Park Seon-keung
Producto de resistencia
Atar nudos comienza con la preparación de los cordones de seda, un proceso complicado y minucioso.
Park lo explica así: “Comenzando con madejas giratorias de hilos de seda cruda, hay cinco o seis pasos al preparar los cordones: cada uno requiere de gran habilidad. Obtener exactamente el mismo color en cada sesión de teñido también es difícil. Como el anudamiento comienza y termina en el centro del nudo deseado, se debe pensar en crear simetría y hacer que la parte frontal y la parte posterior sean exactamente iguales. En general, es un trabajo muy preciso con poco margen de error”.
Hay más de treinta tipos de nudos de diferentes diseños, en su mayoría con nombres de animales y plantas, como tortuga, libélula, polluelo, mariposa, abeja, crisantemo, flor de ciruelo y loto, entre otros. Las borlas combinadas con los nudos se denominan de la misma forma, por ejemplo, “borlas de patas de pulpo” con hebras que divergen en muchas ramas, “borlas de fresa” con cabezas globulares y “borlas cilíndricas” con cabezas tubulares.
“Para hacer un norigae, un colgante para los lazos de la chaqueta o la falda de una mujer, precisa al menos diez días y hasta varios meses si la pieza es grande. Cada hebra de la borla se hace retorciendo los hilos de seda cientos de veces”, asevera Park.
La artesanía de nudos es un arte de cordones, practicado con persistencia y perseverancia. Cada uno de los tres países del noreste de Asia tiene sus propias tradiciones. Mientras que los nudos chinos son muy elaborados y con una amplia gama de diseños, la artesanía japonesa hace énfasis en la funcionalidad de los artículos anudados, y no en el aspecto decorativo de los nudos en sí. En tanto, los nudos coreanos cuentan con hermosos diseños formados al atar nudos con cordones del mismo color y unir largos flecos.
“A menudo me preguntan si no estoy aburrida de llevar atando nudos toda mi vida. A veces me resulta difícil, pero nunca aburrido”, resalta Park.
Un artesano aburrido de su oficio no puede ser considerado un verdadero artesano, por muy hábil que sea. El hecho de dedicarse a este oficio por casi cuarenta años, sin pensar en hacer otra cosa, se debe al amor de Park por su trabajo más que a la suerte o al talento.
“Una de mis clientas me encargaba piezas casi todos los años. Me preguntaba si los usaba como regalos, pero me dijo que no; que los enmarcaba y los colgaba en las paredes para admirarlos en cualquier momento, además de sacarlos en ocasiones especiales. Su respuesta me alegró y me animó”, recuerda.
Park retuerce varias hebras de hilo de seda con una herramienta diseñada a tal fin. Los cordones de seda retorcidos son la base del anudado tradicional coreano.
Sintonizar con los tiempos
Además de preservar la tradición, Park también está interesada en adoptar la estética moderna en su arte. Su colaboración con la artista textil Shin Ye-sun, creando adornos de bolas de vidrio en redes anudadas, fue muy aclamada en la Feria de Tendencias Artesanales (2018, 2019), celebrada en COEX en Samseong-dong, en Seúl, y en la Feria Comercial Maison & Objet (2019, 2020), en el centro de exposiciones Paris Nord Villepinte. Tras el esfuerzo por popularizar el anudamiento ella piensa que este oficio ha sobrevivido al sintonizar con los tiempos y aprende lecciones de vida a partir de su arte. “Si cometes un error incluso en un solo hilo, tienes que comenzar de nuevo. Ignorar un pequeño error arruinará todo el proyecto. Lo mejor es deshacerlo y empezar de nuevo”.
Cuando decidió convertirse en artesana en torno a los veinte años, Park pensó que ella había elegido su oficio. Sin embargo, al mirar atrás comprendió que este arte la había elegido a ella, alegrándose de que fuera así.
“Ser artesano tradicional puede ser muy solitario, pero tuve la suerte de que mi madre me cuidara. Recientemente, han aumentado los pedidos de nudos, y mi hermano y mi hermana han dejado sus trabajos para ayudarme como aprendices certificados. También soy muy afortunada de tener a mis tres hijas mostrando talento y entusiasmo por este arte”, afirma.
Mientras muchos artesanos luchan por evitar que su oficio pierda continuidad, Park y sus hermanos siguen su propia senda y su hija se prepara para destacar en el negocio familiar. En su taller del Centro Nacional de Capacitación en Patrimonio Cultural Inmaterial en Samseong-dong, sus nudos se exhiben junto con los de su madre (Maestra Artesana Jung Bon-seop), su hermano mayor (Park Hyung-min) y su hermana menor (Park Seon-hee). Sus obras lucen similares pero difieren en detalles sutiles, algo que parece reflejar su asociación: cada uno persigue su propia estética, mientras respeta los estilos del otro.
Obras de redes y borlas fueron presentadas en la exposición “Jemang jungjung” (que significa “Redes de Buda lanzadas repetidamente para salvar el mundo”) en el Centro de Arte de Seongnam en agosto de 2021. Impregnados de simbolismo budista, estos accesorios eran usados por mujeres de la realeza (samcheonju o “tres mil cuentas”). Tenían tres grandes perlas atadas con nudos. Para agregar un toque moderno, Park usó cuentas de vidrio en vez de perlas, unidas con una red tejida al estilo tradicional.
© Fundación del Patrimonio Cultural de Corea
Lee Gi-sookEscritora independiente
Lee Min-heeFotógrafo