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2019 WINTER

REPORTAJE ESPECIAL

Memorias de la capital durante la guerra REPORTAJE ESPECIALBusan: puerto de poesía y pasión

Busan sirvió como capital de facto de la República de Corea durante la Guerra de Corea, del 18 de agosto de 1950 al 15 de agosto de 1953. El gobierno evacuado usó el edificio del gobierno provincial del sur de Gyeongsang como sede, y los refugiados de guerra se apiñaron en torno a ese lugar. Tenían que comenzar una nueva vida fuera de casa, sin saber cuándo volverían.

Gamcheon-dong, en la parte suroeste de Busan, es una aldea formada en la década de 1950, cuando los seguidores de Taegeukdo, una nueva religión basada en el taoísmo, se mudaron a las laderas en grandes grupos. Las hileras de casas en terrazas en las colinas y los laberínticos callejones que las atraviesan conforman un paisaje extraordinario.

El título de Busan como segunda ciudad mayor de Corea después de Seúl deriva de una de las mayores tragedias en la historia de la nación: la Guerra de Corea, que fue la fuerza motora de la rápida expansión de la ciudad. La población de Busan, que aproximadamente ascendía a unas 470.000 personas en 1949, se disparó durante el conflicto bélico cuando refugiados de todo el país llegaron a esta “capital provisional”. En 1955, dos años después de que la guerra terminara con un acuerdo de armisticio, la población alcanzó el millón de personas, al establecerse en la ciudad gran parte de los refugiados.

Día tras día, estos refugiados luchaban por sobrevivir, alojados en refugios temporales. Jungang-dong, cerca de la estación principal y del puerto de la ciudad, estaba repleto de improvisadas viviendas. Incluso a día de hoy, esa zona y su distintiva escalera de 40 peldaños, están impregnados de una cierta aura de las adversidades y penurias de la época. Las esculturas allí erigidas en memoria de esos días difíciles muestran a los refugiados como una visión representativa de la sociedad de entonces: una joven madre amamantando a su bebé, un vendedor ambulante que opera su máquina de inflado de granos, o un porteador descansando junto a su bastidor en forma de A para arrastrar pesadas cargas sobre su espalda. Para estas personas, esa escalera simbolizaba la frontera entre el trabajo y el descanso. En la parte baja de la escalera, trabajadores diurnos, vendedores ambulantes, estibadores y muchos otros trabajaban hasta dejarse los huesos. Mientras, arriba había una barriada de chozas y tiendas de campaña. En cualquier rato libre, los trabajadores se sentaban en los escalones, estiraban las piernas, dormitaban un poco, o tal vez derramaban lágrimas al pensar en sus familias, que habían quedado destrozadas.

Otra zona que frecuentemente se asocia con el dolor de estas personas devastadas por la guerra es el Puente Yeongdo. Para los refugiados, mucho peor que la pobreza era no saber el paradero de su gente, de aquellos que eran carne de su carne y sangre de su sangre. Así, comenzaron a poner anuncios en la barandilla del puente con la esperanza de encontrar a sus familiares perdidos, esperando un reencuentro que nunca llegaría. Yeongdo, una pequeña isla al sur de Busan, estaba conectada al continente cuando se construyó el puente en 1934, el primer puente de la nación que conectaba a una isla con el continente y el único puente levadizo hasta entonces. Como aquello fue todo un hito en Busan, los refugiados soñaban con reunirse con su familia en el puente.

Sede temporal del gobierno

Este edifi cio sirvió como residencia presidencial durante la Guerra de Corea, cuando Busan era la capital provisional de la República de Corea. Fue construido en la década de 1920 como residencia de un gobernador provincial japonés y en 1984 se transformó en el Museo de la Capital Provisional. © Busan Heritage Night

El callejón de los libreros en Bosu-dong surgió durante la Guerra de Corea cuando una pareja de refugiados de Corea del Norte comenzó a vender revistas viejas y libros usados procedentes de la base militar estadounidense y de tiendas de chatarra. Posteriormente, el callejón fue ocupado por más de 70 librerías en las décadas de 1960 y 1970, pero ahora tiene unas 40 tiendas que venden tanto libros nuevos como usados.

El Museo Seokdang de la Universidad Dong-a ofrece testimonio del papel de Busan en la agitación de la historia contemporánea. El edificio fue construido en 1925 cuando los colonizadores japoneses trasladaron la oficina provincial de Gyeongsang del Sur desde Jinju hasta Busan, para utilizar las infraestructuras portuarias y de transporte. Posteriormente acomodó al gobierno central evacuado durante la Guerra de Corea, una vez más se convirtió en sede de la administración provincial después del armisticio, y finalmente albergó el Tribunal de Distrito de Busan después de que el gobierno provincial se mudara a Changwon. Ese edificio figura ahora en la lista de Patrimonio Cultural Registrado, un título a nivel estatal que se otorga a las propiedades culturales modernas para garantizar su preservación y su uso. Desde 2009, la Universidad Dong-a ha venido utilizando ese edificio como museo y lugar de educación histórica.

Recientemente, una calle que va desde el Campus Bumin de la Universidad Dong-a hasta el Salón Conmemorativo de la Capital Provisional fue restaurada para conmemorar el papel histórico de Busan como capital provisional en tiempos de guerra. A lo largo de la calle hay varias esculturas que representan a Busan en esa época pasada, junto con un tranvía que solía operar allí.

En tanto, el edificio que alberga el Provisional Capital Memorial Hall también fue construido durante el periodo colonial, como residencia del gobernador provincial. Durante la Guerra de Corea sirvió como residencia presidencial para el gobierno central en el exilio. Hoy, es un salón conmemorativo que muestra la identidad histórica de la ciudad como base de los esfuerzos de supervivencia de la nación en tiempos de guerra. Una exposición en su interior presenta una figura de cera a tamaño natural del entonces presidente Rhee Syngman y una recreación de su oficina, así como una variedad de artículos que permiten vislumbrar cómo era la vida de las personas de entonces, e incluye artículos para el hogar, réplicas de una choza, un aula para los niños refugiados y los puestos del mercado de Gukje.

Caminos empinados

Busan tiene una inusual gran cantidad de caminos en pendiente, que en conjunto suman una longitud total de 65 kilómetros. En los días de guerra, más y más caminos subían, escarpando las laderas, a medida que los refugiados que necesitaban urgentemente protección tenían que subir más y más arriba para hallar un espacio donde instalar sus tiendas de campaña y sus chozas. En ese improvisado barrio de chabolas y pequeñas viviendas a lo largo del laberinto de callejones llevaron una vida difícil. Esos lugares, antiguamente compendio de dificultades, se han convertido en una popular atracción turística, sobre todo en la aldea cultural de Gamcheon.

Comenzando desde el Hospital de la Universidad Nacional de Busan, la carretera que sube por la colina de Gamcheon se abre a la derecha con una vista de hileras de terrazas de las pequeñas casas en la aldea cultural de Gamcheon. El pueblo fue formado por los seguidores de una nueva religión llamada Taegeukdo (que significa “Camino último y supremo”) que trasladó su sede allí durante la guerra. Los lugareños solían referirse a este lugar como el “pueblo de los trenes” por las ventanas iluminadas con techos llamados “roofing-jip”, esos techos de cartón que recubrían las chozas con residuos de asfalto, horizontalmente alineadas en las colinas, que hacían que las casas parecieran un tren que cruzaba de noche. El extraordinario paisaje de la ladera, repleto de pequeñas casas con techos coloridos, parecía haber sido creado con bloques de Lego.

Esos callejones atraviesan el pueblo en todas direcciones, puntuados por empinadas escaleras, conectando las casas horizontalmente y las escaleras verticalmente. Hace poco, este antiguo pueblo fue transformado en una comunidad creativa, con murales pintados e instalaciones de arte urbano como parte de un proyecto de regeneración urbana. Desde entonces se ha convertido en una atracción turística muy recomendada por medios de prensa extranjeros como Le Monde y CNN.

Los refugiados que vivían en el barrio de chabolas de Jungang-dong subían y bajaban a diario los 40 peldaños de la escalera portando garrafas de agua sobre sus hombros.

En la parte de abajo de la escalera, trabajadores diurnos, vendedores ambulantes, estibadores y muchos otros trabajaban hasta dejarse los huesos. Mientras, arriba había una barriada de chozas y tiendas de campaña.

Mercados al aire libre

Los refugiados de guerra tuvieron que enfrentarse a los problemas cotidianos del día a día en una ciudad extraña. Sin embargo, gracias a los mercados mantuvieron la esperanza ante la extrema adversidad. Conformados por personas con todo tipo de desgarradoras historias, estos mercados al aire libre se convirtieron en una valiosa fuente de sustento. Entre otros, el mercado Gukje y el mercado de Bupyeong Kkangtong fueron apodados como dottegi sijang, que significa “mercado caótico”, pues estaban repletos de compradores y puestos improvisados que primero vendieron materiales militares japoneses obtenidos después de la liberación, y posteriormente suministros y abastos que obtenían de contrabando en la base militar de los estadounidenses.

El mercado Gukje emergió como potencia en moda del país, al disponer de materiales de segunda mano que eran traídos de otros países como artículos de ayuda. El mercado se ganó el sobrenombre de Gukje (“Internacional”) pues se sabía que allí se podía encontrar casi cualquier tipo de producto extranjero. Después de la guerra, en el mercado Bupyeong Kkangtong, el primer mercado público de Corea, se llevaban a cabo transacciones ilegales de suministros militares. El nombre de Kkangtong (“lata”) se debe al hecho de que vendió una gran cantidad de comida enlatada de contrabando de la base militar estadounidense, instalada en la ciudad durante la guerra. Los vendedores de suministros militares estadounidenses eran llamados “comerciantes yanquis” y se beneficiaron enormemente de la reventa de bebidas, cigarrillos y otros productos alimenticios que compraban a las mujeres que vivían con soldados estadounidenses.

Algunos de los platos regionales de Busan fueron creados en este mercado, tales como el famoso eomuk (pastel de pescado) de Busan nació allí, o el doeji gukbap (sopa de arroz con cerdo), que también surgió allí durante la guerra. Además, los comerciantes preparaban una especie de guiso espeso con los restos de comida traídos de la base militar de los Estados Unidos. Ponían todo en una olla y lo hervían todo a la vez. Lo llamaban “cocido guarro” o “sopa de la ONU”, y fue el predecesor del budae jjigae actual (literalmente “estofado militar”). Al llevar salchichas, jamón y otros tipos de carne, constituía una valiosa fuente de proteínas para los refugiados.

Creado por el Comando de las Naciones Unidas, el Cementerio Conmemorativo de la ONU está dedicado a las Fuerzas Aliadas que combatieron y perdieron la vida en la Guerra de Corea. Construido en abril de 1951, el cementerio atrae a visitantes nacionales y extranjeros, y las banderas de Naciones Unidas y de los 21 países integrantes permanecen izadas durante todo el año.

El callejón de los libreros

El callejón de las librerías en Bosu-dong, una callejuela estrecha con más de 50 librerías a lo largo de unos 150 metros de longitud, se convirtió en el mayor mercado de libros del país. Durante la guerra, los estudiantes universitarios se reunieron para continuar con sus estudios en aulas temporales hechas con lona y tablones. Estas improvisadas aulas podían verse por todas partes, en el monte Gudeok, salpicando las colinas bajas detrás de Bosu-dong, y en la isla de Yeongdo. El Ministerio de Educación utilizó estas instalaciones, integrando la mayoría de las universidades con sede en Seúl en la “Universidad Unificada de Guerra”. El callejón de los libreros surgió de forma natural en Bosu-dong a medida que los estudiantes universitarios pasaban con frecuencia por la zona de camino a la escuela.

Con la industria editorial afectada por la guerra, resultaba difícil para los estudiantes adquirir libros. En consecuencia, los vendedores de libros de segunda mano comenzaron a aparecer en esa calle, siempre abarrotada de personas que compraban o vendían libros. Uno tras otros, esos vendedores ambulantes se fueron estableciendo y el callejón se hizo famoso. Los intelectuales empobrecidos se ganaban el pan diario vendiendo sus preciados volúmenes, y los libros así recopilados convirtieron el callejón en un depósito de conocimiento y en punto de acceso cultural de la actual ciudad de Busan.

Por último, el Cementerio Memorial de la ONU está dedicado a los combatientes de las fuerzas aliadas que perdieron la vida en la Guerra de Corea. Ahí yacen 2.297 soldados de 11 países.

Comida local durante la guerra

Al pedirles que mencionen los platos más famosos de su ciudad, los lugareños de Busan no dudan en incluir milmyeon (fideos de trigo) y doeji gukbap (sopa de arroz con cerdo) entre ellos. A pesar de su fama como alimentos locales de Busan, estos platos no cuentan con una larga tradición, pues fueron creados durante la Guerra de Corea, adoptando e integrando los variados gustos y los hábitos de refugiados de todo el país.

 

Milmyeon, una de las especialidades de Busan, fue una creación de los refugiados de Corea del Norte durante la Guerra de Corea. Estos fideos hechos con harina de trigo y almidón de papa se sirven en caldo frío.
© Ciudad Metropolitana de Busan

Milmyeon

Este plato de fideos es una variante del naengmyeon (fideos de trigo sarraceno frío) que los refugiados de Corea del Norte tomaban en sus pueblos de origen. Como la harina de trigo sarraceno era difícil de conseguir entonces, pero recibían harina de trigo como ayuda, los fideos de trigo sarraceno fueron reemplazados por fideos de trigo normal.

Al costar más o menos la mitad que los naengmyeon, los fideos de trigo eran una buena alternativa para aquellos que no podían pagar el original, y satisfacían a dos personas por el precio de un plato. Pero la receta cambió con el tiempo al incorporar los sabores distintivos de la cocina local -picante, salada, fuerte y sabrosa- convirtiendo este plato en una de las especialidades de Busan.

Aunque cada restaurante tiene una receta ligeramente diferente, milmyeon es básicamente un plato de fideos hechos con harina de trigo, almidón de papa y un caldo de carne obtenido al hervir huesos de pata de res, al que se añaden vegetales y una variedad de hierbas medicinales. Al igual que naengmyeon, milmyeon se sirve en caldo frío o mezclado con una salsa picante. La versión previa, empapada en un caldo frío congelado hasta que se forma una fina capa de hielo en la superficie, es suave y masticable, y tiene un sabor refrescante. Este último, mezclado con una salsa que contiene cebolletas picadas, ajo y cebolla, es tan picante como el temperamento de los busanianos. Picante y dulce, este plato es un regalo veraniego para los coreanos, a quienes les gusta combatir el fuego con fuego.

Dwaeji gukbap es un famoso plato local que surgió de mezclar los variados gustos y hábitos gastronómicos de los refugiados de todo el país. El arroz cocido y las lonchas de carne se sirven en caldo de hueso de cerdo con la salsa a un lado. © Ciudad Metropolitana de Busan

Dwaeji Gukbap

Otro plato local famoso en Busan es doeji gukbap, arroz cocido en caldo de cerdo, generosamente cubierto con rodajas de cerdo hervido. Al añadirle cebollino, ajo, pimiento rojo, cebolla y kimchi al gusto, ese tazón de sopa caliente con arroz se convierte en una comida abundante.

La receta actual para doeji gukbap refleja las costumbres dietéticas de otras regiones. Al principio, se servía con el caldo, el arroz y las lonchas de carne en un solo tazón, pero a medida que más personas de otras partes del país comenzaron a establecerse en Busan, la receta evolucionó para satisfacer sus gustos.

Puede hacerse con tres tipos de caldo: turbio, translúcido y transparente. Obtenido al hervir los huesos de cerdo, el caldo turbio es rico y sabroso. Es similar al momguk de la isla de Jeju, un caldo de cerdo hervido con algas marinas, y al tonkatsu ramen de Kyushu, Japón, que son fideos servidos con un denso caldo de hueso de cerdo. Mientras, el caldo translúcido se consigue hirviendo la cabeza y los intestinos del cerdo. Esa es la receta original de doeji gukbap, conocida por su profundo sabor, y basada en una receta creada por los refugiados de guerra de Corea del Norte. En tanto el caldo claro, obtenido simplemente al hervir carne en agua, es ligero, y es originario de la parte occidental de la provincia de Gyeongsang del Sur.

Además, existen varias formas distintas de servir el plato. La versión básica solo usa carne de cerdo para el caldo y los aderezos, mientras que las variantes incluyen una gran diversidad de ingredientes, como lonchas de cerdo hervido e intestinos de cerdo rellenos (sundae gukbap); intestinos de cerdo sin rellenar (naejang gukbap); lonchas de cerdo hervidas con intestinos (seokkeo gukbap); o lonchas de cerdo hervidas, intestinos rellenos e intestinos sin rellenar (modeum gukbap). El arroz y el caldo se pueden servir por separado (ddaro gukbap); aunque también el arroz, el caldo y la carne pueden servirse a la vez (suyuk baekban). Incluso a veces los fideos reemplazan al arroz en el caldo (doeji guksu). Toda esta amplia variedad sugiere que las diversas recetas regionales para cocinar la carne de cerdo se fusionaron en este plato de sopa típico de Busan.

Choi Weon-junPoeta y profesor, Centro de Educación Continua, Universidad de Dong-eui
Ahn Hong-beomFotógrafo

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