Los deportes han ejercido un rol fundamental a la hora de generar un ambiente conciliador en la dividida península, donde las dos Coreas han presentado equipos unificados y marchado juntas bajo una misma bandera en competiciones internacionales. En un tiempo más reciente, el avance hacia la construcción de la paz indica que con mucha probabilidad los intercambios deportivos intercoreanos lograrán un nuevo impulso.
La surcoreana Hyun Jung-hwa (derecha) y el norcoreana Li Bun-hui comparten equipo en el 41° Campeonato Mundial de Tenis de Mesa, celebrado en abril de 1991 en Chiba, Japón. Derrotaron a China 3:2 y ganaron en dobles femenino. Fue el primer evento deportivo internacional desde la división del país en el que atletas de las dos Coreas compitieron juntos.
En el año 1936, el maratonista Sohn Kee-chung (1912-2002) compitió y ganó la medalla de oro en los XI Juegos Olímpicos celebrados en Berlín con la bandera japonesa en su uniforme. Nacido en Sinuiju, ciudad ubicada en la actual Corea del Norte, cuando tenía 16 años Sohn trabajó para una compañía con sede en Dandong, China. Todos los días corría los más de 20 km (8 km) por la orilla del río Yalu que separan Sinuiju y Dandong. Kim Yong-sik (1910-1985), célebre jugador de fútbol, entrenador y director técnico de la selección nacional de Corea del Sur, nació en Sinchon, provincia de Hwanghae, en la actual Corea del Norte. Ambos atletas llegaron a Seúl al mismo tiempo y estudiaron en la Facultad de Bosung, que ahora es la Universidad de Corea.
Las historias de estos dos héroes del deporte nos revelan que viajar entre las regiones del sur y del norte de Corea hace siete décadas era tan natural como viajar entre Birmingham y Londres, o entre Chicago y Nueva York. Sin embargo, esto cambió después de la división territorial y el estallido de la Guerra de Corea en 1950.
La división nacional y la guerra
Corea atravesaba a comienzos del siglo XX por su primera ola de industrialización y urbanización, en un ambiente marcado por la influencia de la cultura occidental introducida a través de Japón. En 1897 se había construido un campo de golf de seis hoyos en Wonsan, un puerto importante y una ciudad industrial a lo largo de la costa este en lo que ahora es Corea del Norte, y las fábricas tenían sus propios equipos de fútbol. En Incheon, una urbe portuaria cercana a Seúl, surgieron muchos clubes de varios deportes como fútbol, béisbol, baloncesto y voleibol, en el proceso de convertirse en una ciudad industrial moderna.
De entre las principales ciudades coreanas, Pyongyang y Gyeongseong (nombre de Seúl durante el período colonial) tenían los mejores equipos y las mayores bases de fans. La ciudad de Pyongyang, que aceptó más pronto la cultura occidental que penetraba mayormente desde China y mostró influencias continentales, y la de Gyeongseong, que al ubicarse en la zona central de Corea era abundante en recursos humanos y materiales, se convirtieron en máximas rivales, especialmente en el fútbol. Los choques entre los equipos de las dos urbes se denominaron “los partidos de Gyeongpyong”. Estos derbis, como ocurre en otros lugares entre ciudades rivales, eran encuentros emocionantes.
Hasta 1946, justo después de la liberación el país del dominio japonés, se seguían disputando los partidos de Gyeongpyong en una y otra ciudad de forma regular. Los juegos entre los dos equipos antagonistas vieron incrementada su actividad con el fichaje del jugador estrella de Gyeongseong, Kim Yong-sik, por el plantel de Pyongyang. De no haber sido por la guerra (1950-53) y la consiguiente división nacional, tal vez hoy todavía podríamos ver transferencias de jugadores entre Seúl y Pyongyang, así como hordas de fans viajando entre las dos ciudades para apoyar a sus equipos en los partidos fuera de casa. Lamentablemente, no se han producido en 70 años.
Jugadores de baloncesto y entrenadores de las dos Coreas ingresan al Gimnasio Ryugyong Chung Ju-yung en Pyongyang para un partido el 4 de julio de 2018, uno de cuatro en dos días. La serie fue el primer enfrentamiento de baloncesto entre Corea del Norte y Corea del Sur desde 2003..
A pesar de las constantes tensiones políticas y militares que se dan en la península, en el ámbito deportivo nunca han cesado por completo los intercambios y la cooperación entre las dos Coreas. Estos intercambios se reanudaron por primera vez en 1964, cuando a petición del Comité Olímpico Internacional las dos partes se reunieron para debatir la formación de un equipo unificado para los Juegos Olímpicos de Tokio. Sin embargo, las conversaciones terminaron sin resultados tangibles. Este tipo de diálogos intercoreanos sobre intercambios deportivos se llevaron a cabo 13 veces más hasta finales de la década de 1980, pero todos fueron en vano.
Competición y cooperación
Jugadores sur y norcoreanos dan la vuelta al campo con la Bandera de Unificación tras un “partido de fútbol de unificación” el 7 de septiembre de 2002, en el Estadio de la Copa Mundial de Seúl. El partido, la primera competencia de amistad intercoreana desde 1990, terminó en empate sin goles.
Al permanecer estancado el proceso, las dos Coreas competían entre sí en varios eventos deportivos importantes. En la octava Copa del Mundo de la FIFA, celebrada en Inglaterra en 1966, el equipo nacional norcoreano apodado “Chollima”, cuyo nombre deriva de un mítico caballo alado, asombró al mundo al avanzar a los cuartos de final. En un momento en que el deporte era percibido como una extensión de la rivalidad política entre las dos Coreas, esta inesperada hazaña provocó que el Sur estableciera un club de fútbol bajo el amparo de la Agencia Central de Inteligencia en 1967. Su único objetivo era vencer al Norte, no anotarse una victoria en la Copa del Mundo o la Copa Asiática. Como en aquel entonces los mejores jugadores estaban en su mayoría en el ejército, la agencia no tuvo dificultad en reclutar talentos de las fuerzas terrestre, naval y aérea. El equipo recibió todo el apoyo del gobierno. Solo en 1969 pasaron 105 días en Europa para llevar a cabo un entrenamiento fuera de temporada.
Durante las prácticas en el exterior el entrenador de este club de fútbol fue el antes mencionado Kim Yong-sik, el jugador estrella nacido en lo que hoy es Corea del Norte. El delantero más joven del equipo era Lee Hoe-taik, que más tarde ocuparía el cargo de manager de la selección nacional en la XIV Copa del Mundo de Italia 1990. Lee visitó Pyongyang para el “partido de unificación Sur-Norte”, celebrado el 11 de octubre de 1990, en calidad de consejero del equipo del sur. Allí se reunió con su padre por primera vez en 40 años, con la ayuda de Park Doo-ik, el héroe norcoreano en la Copa del Mundo de Inglaterra de 1966. Al haberse conocido en partidos internacionales, los dos futbolistas habían entablado amistad previamente. El padre de Lee se fue al norte después del estallido de la guerra de Corea, cuando su hijo tenía solo cuatro años. El día posterior a la emocionante reunión era el cumpleaños de Lee, por lo que su padre preparó una comida especial para él.
En los eventos deportivos internacionales en los que han participado las dos Coreas ha habido una serie de acontecimientos repletos de dolor y lágrimas. En los Juegos Olímpicos de Verano de Tokio 1964, Shin Keum-dan, atleta norcoreana que alcanzó récord mundial en los 400 y 800 metros femeninos, se reunió con su padre, Shin Mun-jun, que vivía en el Sur, después de 14 años sin verse. La desgarradora reunión duró solo unos minutos, despertando una profunda simpatía de la ciudadanía, e incluso inspiró una canción popular.
En los Juegos Asiáticos de 1978 en Bangkok, los equipos masculinos de fútbol de Corea del Norte y Corea del Sur se enfrentaron en la gran final. El partido llegó a la prórroga y terminó en un empate sin goles, por lo que las dos selecciones compartieron el oro. Sin embargo, tuvo lugar una escena amarga en la ceremonia de entrega de medallas, que mostró la rivalidad extrema y enemistad entre ambos. Kim Ho-kon, el capitán del sur, permitió que su homólogo del norte, Kim Jong-min, subiera al podio delante de él. Pero cuando Kim Ho-kon lo siguió para colocarse en su lugar, el capitán norcoreano se negó a dejarle sitio. El portero del norte, Kim Gwang-il, incluso le bloqueó el camino cuando intentaba subir al podio.
Durante las décadas de 1960 y 1970, los gobiernos de ambas partes utilizaron no solo los deportes sino también las disputas intercoreanas como medios para fortalecer y prolongar su régimen dictatorial. En los años 80 ambas partes trataron de exhibir de forma competitiva la supremacía de sus respectivos regímenes, explotando los intercambios deportivos para manifestar la legitimidad de sus regímenes en el país y en el extranjero, así como para mejorar su imagen de cara al exterior.
A pesar de las constantes tensiones políticas y militares que se dan en la península, en el ámbito deportivo nunca han cesado por completo los intercambios y la cooperación entre las dos Coreas.
El equipo de hockey femenino unificado de Corea juega en los Juegos Olímpicos de Invierno PyeongChang 2018, atrayendo la atención del mundo. Las agencias de noticias extranjeras comentaron que el equipo, aunque derrotado, “hizo historia” y “logró una victoria por la paz”.
Política y deportes
Los intercambios deportivos entre las dos Coreas comenzaron a ofrecer resultados tangibles en los noventa. La administración de Roh Tae-woo en el sur lanzó la iniciativa de política exterior “Nordpolitik” en conjunto con las tendencias mundiales en los años posteriores a la Guerra Fría, haciendo hincapié en el intercambio intercoreano y especialmente en los deportes. En octubre de 1990, las dos Coreas celebraron dos “partidos de fútbol de unificación”, uno en Pyongyang y otro en Seúl. El centrocampista del sur Kim Joo-sung, que jugó en el partido disputado en el estadio de Rungrado Primero de mayo en Pyongyang, recordó el evento en una entrevista y dijo: “Me impresionaron los norcoreanos cuando nos llevaron a hombros un kilómetro de distancia desde el Aeropuerto Internacional de Sunan. Fue cdor”.
Estos intercambios deportivos transfronterizos generaron un impacto positivo en las relaciones intercoreanas. En la quinta conferencia bilateral de alto nivel, celebrada el 13 de diciembre de 1991, las dos partes firmaron el “Acuerdo de Reconciliación, No Agresión, Intercambios y Cooperación entre Corea del Sur y del Norte”. También conocido como el “Acuerdo Básico Intercoreano”, fue un tratado histórico que hasta nuestros días continúa ejerciendo una influencia positiva en el diálogo y las negociaciones intercoreanas.
Sobre la base de este ambiente conciliatorio, las dos Coreas presentaron un equipo unificado en el Campeonato Mundial de Tenis de Mesa de 1991 celebrado en Chiba, Japón. Hyun Jung-hwa de Corea del Sur y Li Bun-hui de Corea del Norte se unieron para derrotar al equipo defensor del campeonato, China, liderado por Deng Yaping, por un marcador de 3 a 2 que les permitió ganar la medalla de oro en el evento de dobles femenino.
La dramática historia de aquella victoria se convirtió luego en una película. En junio del mismo año, las dos Coreas formaron un equipo combinado de fútbol masculino para el Campeonato Mundial Juvenil de la FIFA, celebrado en Portugal, y avanzaron a los cuartos de final. Pero los intercambios deportivos entre las dos Coreas se detuvieron a raíz de la muerte del fundador y líder norcoreano Kim Il-sung en 1994 y las graves dificultades económicas del país comunista.
La cooperación intercoreana en el ámbito de los deportes gozó de un repunte cuando el presidente de Corea del Sur, Kim Dae-jung, y el líder norcoreano, Kim Jong-il, se encontraron en una cumbre histórica en Pyongyang en junio de 2000, que dio como resultado la “Declaración Conjunta Sur-Norte del 15 de junio”. El 15 de septiembre de ese mismo año los atletas de las dos Coreas desfilaron en Sídney juntos por primera vez en la ceremonia de inauguración de unos Juegos Olímpicos de verano. Lo hicieron nuevamente en los Juegos Asiáticos de Busan en 2002, los Juegos Asiáticos de Aomori y los Universitarios de verano de Daegu en 2003, así como en los Juegos Olímpicos de Atenas en 2004. En septiembre de 2002, los equipos de fútbol de Corea del Sur y Corea del Norte se midieron en otro “partido de unificación” en el Estadio de la Copa del Mundo de Seúl. Después del encuentro, Choi Tae-uk del sur y Ri Kang-in del norte intercambiaron sus camisetas. Aunque la FIFA recomendaba no hacerlo por cuestiones de higiene, ambos intercambiaron no solo sus elásticas sino también sus botas, como gesto simbólico de “una sola nación”.
Las dos Coreas marchan juntas bajo la Bandera de la Unificación en la ceremonia de inauguración de los Juegos Olímpicos de Invierno PyeongChang el 9 de febrero de 2018. Corea del Sur, anfitriona de la Olimpiada, compitió con 145 atletas en 15 modalidades, mientras que Corea del Norte envió 22 atletas de cinco modalidades.
Renovadas esperanzas de paz
La cultura y los deportes se han convertido en las principales prioridades políticas a medida que el régimen impulsa su agenda de construir un “estado socialista avanzado”. En 2015 Kim Jong-un viajó al aeropuerto para saludar al equipo de fútbol femenino que regresaba del Campeonato de Fútbol del Este de Asia y felicitar a las jugadoras y al equipo técnico por su victoria. También ha estado muy comprometido con la construcción de instalaciones deportivas a gran escala, como el estadio Rungrado Primero de Mayo, el estadio Yanggakdo, el campo de golf de Pyongyang y las estaciones de esquí de Masikryong y Samjiyon. En la Copa Asiática y Campeonato Inter Clubes de Halterofilia celebrado en Pyongyang en septiembre de 2013 se izó la bandera nacional de Corea del Sur y se tocó su himno nacional por primera vez en suelo norcoreano.
Los cambios en las políticas de Corea del Norte bajo el mandato de Kim Jong-un allanaron el camino para que los miembros de su élite del poder pudieran visitar el sur para asistir a los Juegos Asiáticos de Incheon 2014. Los norcoreanos también enviaron una gran delegación de atletas y animadoras, además de formar un equipo conjunto de hockey femenino, para los Juegos Olímpicos de Invierno de PyeongChang 2018. El 4 de julio de 2018 las dos Coreas celebraron un partido amistoso de baloncesto en Pyongyang. También se mantienen conversaciones para revivir los partidos de Gyeongpyong y celebrar encuentros de fútbol entre equipos de las dos capitales. En medio de un clima creciente para el diálogo se espera que obtengan mayor impulso los intercambios en materia deportiva.
“¡Somos uno!”
Corea del Norte envió el pasado febrero un grupo de 229 animadoras a los Juegos Olímpicos de Invierno de PyeongChang como parte de su delegación oficial. Multiplicando por más de diez el número de deportistas norcoreanos, que sumaban 22, este escuadrón femenino alentó a ambas Coreas. Antes de las Olimpiadas, Pyongyang envió una banda de unos 140 músicos, cantantes y bailarines de primer nivel que ofrecieron dos recitales en Seúl y Gangneung.
Los espectadores de Corea del Sur dan la bienvenida al escuadrón de animadoras de Corea del Norte en los Juegos Olímpicos de Invierno de PyeongChang, que atrajeron grandes multitudes.
Las animadoras de Corea del Norte han captado atención a nivel mundial tanto por su apariencia física como por la volátil situación en la península y la enigmática naturaleza del régimen de Pyongyang. Son un componente clave de la “ofensiva amistosa” del Norte y pueden servir para aliviar las tensiones y ofrecer una exhibición pública de paz.
Como era de esperar, el equipo de animadoras de Corea del Norte en los Juegos Olímpicos de Invierno de PyeongChang acaparó gran atención no solo en Corea sino en todo el mund
La cuarta visita
Por supuesto, Corea del Norte había enviado en ocasiones anteriores animadoras a los principales eventos deportivos organizados en Asia. Pyeongchang ha sido la cuarta vez que el grupo de norcoreanas viaja a Corea del Sur después de los Juegos Asiáticos de Busan en 2002, los Universitarios de Verano de Daegu en 2003 y los Campeonatos Asiáticos de Atletismo de Incheon en 2005.
El envío de grupos de animadoras a eventos deportivos en el extranjero también es algo de gran interés dentro de Corea del Norte. Sus integrantes tienen la inusual oportunidad de viajar fuera del país y, en ocasiones, también de ascender en la escala social. Por lo tanto, no sorprende que sea feroz la competencia. Las chicas son seleccionadas principalmente entre estudiantes de escuelas de arte en Pyongyang según criterios estrictos que incluyen la apariencia, los antecedentes familiares y la lealtad. Se rumoreaba que el envío de animadoras a los Juegos Asiáticos de Incheon en 2014 tuvo que cancelarse debido a la excesiva competencia.
Namnam bugnyeo es un dicho común en Corea. Significa algo así como que “los hombres del sur son más atractivos y las mujeres de las regiones del norte son más bellas”. Quizás es por eso que el frenesí que rodea a las animadoras norcoreanas a veces ha catapultado a algunas de ellas al estrellato. Ri Yu-gyong, capitana del equipo animador que llegó en 2002, y su integrante más joven, Chae Bong, disfrutaban de una inmensa popularidad e incluso tenían sus propios clubes de fans en las redes surcoreanas. Otra integrante del grupo, Cho Myong-ae, llegó incluso a protagonizar un anuncio de televisión con la estrella del pop surcoreana Lee Hyori.
Ri Sol-ju, la primera dama de Corea del Norte, ha sido la ex animadora que más alto ha llegado. Cuando visitó el sur por primera vez para un evento juvenil intercoreano de la Cruz Roja en 2003, la gente quedó sorprendida de su belleza. A partir de entonces, asistió a la reunión de profesores Norte-Sur en el monte Kumgang en 2004 y fue incluida como miembro del equipo de animadoras de los Campeonatos Asiáticos de Atletismo de 2005. En ese momento, Ri dijo en una entrevista: “Mi sueño es actuar en una compañía artística”. Más tarde se unió a la Banda Moranbong y finalmente se casó con Kim Jong-un, alrededor de 2011-2012 según los informes.
Pero no todos los rumores que rodean a las animadoras de Corea del Norte han sido positivos. Se produjo un incidente durante los Juegos Universitarios de Verano de 2003 en torno a una pancarta con la imagen de la cara de Kim Jong-il. Mientras viajaban en autobús, el grupo vio el cartel de su “querido líder” mojarse bajo la lluvia. Estallaron en lágrimas y gritaron: “la cara de nuestro gran general se está mojando. No podemos dejar esto así”. La pancarta tuvo que retirarse inmediatamente.
Animadoras de Corea del Norte cantan y gritan en una competición de atletismo femenino. Llamaron la atención con sus movimientos y aplausos perfectamente sincronizados.
Popularidad y polémica
Al comienzo de las Olimpiadas de Invierno de PyeongChang, el equipo de animadoras de Corea del Norte se vio involucrado involuntariamente en una controversia sobre el uso de las llamadas “máscaras con la cara de Kim Il-sung”. Ellas usaron unas máscaras como accesorios mientras entonaban una canción pop norcoreana, lo que produjo fuertes críticas de grupos conservadores de Corea del Sur, que afirmaban que las máscaras parecían mostrar el rostro del joven Kim Il-sung y se usaban como medio de propaganda. Tanto el Gobierno de Corea del Sur como funcionarios de Pyongyang negaron la acusación, diciendo que la imagen era de un hombre apuesto, probablemente un famoso actor norcoreano. Argumentaron que los norcoreanos nunca se atreverían a hacer una máscara con la imagen de su fallecido “líder supremo” perforando agujeros en ella.
Antes de esto, en un partido de preparación del equipo femenino de hockey sobre hielo entre las dos Coreas hubo un problema relacionado con la bandera de unificación coreana que incluía Dokdo, un grupo de islotes que es foco de contienda entre Corea y Japón. Tras la protesta del Gobierno japonés, el COI instó a retirar Dokdo de la bandera en los Juegos Olímpicos de Invierno. Corea del Sur cumplió y en la ceremonia de apertura los atletas de las dos Coreas marcharon detrás de la bandera de unificación sin los islotes. Sin embargo, el Norte refutó y dijo que “no hay nada de malo en mostrar en nuestra bandera el territorio que siempre ha pertenecido a nuestro país”. A lo largo de los juegos, las animadoras agitaron la bandera unificada que mostraba Dokdo junto con la bandera de Corea del Norte.
En el pasado, la visita de un equipo de animadoras de Corea del Norte era en sí misma una gran noticia. Durante su primer viaje en 2002, miles de personas acudieron en masa al puerto para ver el ferri de pasajeros donde se alojaba el grupo de las animadoras. En los estadios deportivos, los espectadores las recibieron con entusiasmo aplaudiendo al unísono e incluso imitando sus movimientos coreografiados.
En su última visita, la primera en 13 años, el equipo de animadoras norcoreanas era a menudo el centro de atención en los eventos a los que asistían. Animaban en perfecta sincronización, gritando consignas como “¡Somos uno!” y “¡Vamos a unirnos!” y cantaban canciones populares muy familiares para los coreanos de ambos lados. Sin embargo, mostraban total desinterés cuando la música pop surcoreana llenaba el estadio.
Los espectadores surcoreanos también mostraron reacciones algo diferentes en comparación con el pasado. Algunos comentaron que las animadoras norcoreanas parecían “aisladas” o las calificaban como “máquinas o marionetas atrapadas en su propio mundo”. Las provocaciones nucleares de Corea del Norte continuaron hasta unos meses antes de los Juegos Olímpicos y la polémica en torno a la formación de última hora de un equipo unificado de hockey sobre hielo femenino también contribuyó a agriar el sentimiento público.