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2018 AUTUMN

SPECIAL FEATURE

preludio a la paz:
la distensión intercoreana en la cultura popular
REPORTAJE ESPECIAL 2Un viaje a la reconciliación a través de la música pop

Corea del Norte y Corea del Sur tuvieron su primer intercambio musical hace unos 30 años, mientras que la música popular en particular entró en escena hace unos 20 años. Para las dos Coreas, con diferentes ideologías y sistemas políticos, encontrarse a través de la música es mucho más que un mero intercambio cultural; supone un esfuerzo por restaurar la identidad como una nación al promover la paz y la reconciliación.

En el concierto de Samjiyon Orchestra celebrado el 11 de febrero de 2018 en el Teatro Nacional de Corea en Seúl, Seohyun (cuarta desde la izquierda) de Girls’ Generation canta con artistas norcoreanos. La banda de la delegación oficial del Norte para los Juegos Olímpicos de Invierno de PyeongChang ofreció otro concierto en Gangneung, una de las ciudades sede de los Juegos Olímpicos, el 8 de febrero.

El 8 de febrero de 2018, el día antes de la ceremonia de inauguración de los Juegos Olímpicos de Invierno de PyeongChang, los tormentosos vientos marinos se calmaron en Gangneung, una ciudad en la costa este cerca de las sedes olímpicas, y en la tarde la temperatura subió a 6 grados centígrados. Ese día, en el Gangneung Arts Center había prorgamado un concierto de la Orquesta Samjiyon, integrante de la delegación de Corea del Norte que había venido al Sur para celebrar los Juegos Olímpicos de Invierno. Un evento con más de 140 integrantes fue organizado para reunir a los mejores instrumentistas, cantantes y bailarines de la Banda Samjiyon, la Banda Moranbong y la Orquesta Sinfónica del Estado.

Aunque el clima era más suave, la gente reunida para el espectáculo no pudo relajarse hasta que finalmente se alzó el telón. Solo unos meses antes, la guerra parecía inminente en la península de Corea. Algunos medios de comunicación surcoreanos apodaron a la líder de la orquesta, Hyon Song-wol, como “la chica nuclear”, en parodia de la famosa ópera revolucionaria de Corea del Norte, “The Flower Girl”, dejando atisbar que el concierto sería una pieza más de propaganda.

Sin embargo, la tensión que llenaba la sala disminuyó tan pronto como comenzó el concierto con la canción “Nice to Meet You”. El público dio la bienvenida a una actuación sincera, con canciones que apelaban a las emociones universales en vez de ideologías políticas, con aplausos entusiastas.

Un diluvio de canciones sureñas

El primer conjunto musical de Corea del Norte que actuaba en el sur en 16 años realizó minuciosos preparativos. La parte más destacada fueron las mezclas de audio que realizaron dos ingenieros de sonido que trajeron consigo sus propias mesas de mezclas. La fluida mezcla y el fino equilibrio entre voces e instrumentos impresionaron al personal de Corea del Sur al grabar el programa para televisión. La iluminación también fue excelente. Los focos identificaban a los principales intérpretes con tanta nitidez que, a veces, casi parecía antinatural. Los uniformes y los peinados de la compañía parecían algo anticuados, reflejando la insistencia del Norte en el colectivismo, la unidad y la conformidad. Sin embargo, durante casi dos horas, los instrumentistas rara vez ojearon sus partituras mientras tocaban numerosas melodías, que iban desde música clásica hasta música popular, mostrando una vez más su diligente preparación.

La orquesta interpretó 13 canciones surcoreanas. Dos de ellas eran canciones de protesta bien conocidas en el Norte, mientras que las 11 canciones populares restantes carecían de cualquier mensaje político y frecuentemente mencionaban términos como “amor”, “lágrimas” y “despedida”. Pero a veces también mencionaban “el viento amarillo del capitalismo”, a menudo denunciado por las autoridades norcoreanas. Pero, ¿por qué asumir la carga de interpretar canciones prohibidas? Al atender a las sensibilidades y gustos de la audiencia surcoreana, los músicos obviamente intentaron promover una mejor comprensión de diferentes vidas y pensamientos y derribar el elevado muro emocional entre ambas partes.

Además, el repertorio reflejaba la influencia de los artistas surcoreanos que habían actuado en el Norte de forma intermitente desde 1999. De hecho, algunas de las canciones presentadas esta vez habían sido interpretadas antes en Pyongyang, como “Adiós” de Patti Kim en 1999; “El laberinto del amor”de Choi Jin-hee en 1999 y 2002; y “A J” por Lee Sun-hee en 2003.

La banda Yoon Do-hyun en el concierto conjunto Norte-Sur “We Are One” celebrado el 3 de abril de 2018, en el Gimnasio Ryugyong Chung Ju-yung de Pyongyang. También actuó en el concierto de 2002 “¡Oh, Corea reunificada!” organizado por MBC en el Gran Teatro del Este de Pyongyang.

Catalizador de intercambio

Los intercambios musicales entre las dos Coreas datan de 1985, cuando acordaron celebrar conciertos en las respectivas capitales en septiembre de ese año, coincidiendo con los primeros reencuentros de familias separadas por la Guerra de Corea. Cada parte envió una delegación de 50 artistas, pero sus actuaciones no fueron bien recibidas en ninguno de los lados: el concierto de Corea del Sur, en su mayoría presentando música y bailes tradicionales, fue considerado “feudalista y decadente” por los norcoreanos, cuyo concierto fue considerado a su vez como “rígidamente uniforme y para socavar la tradición” en el Sur.

A este evento siguieron otros, alternativamente celebrados entre Pyongyang y Seúl, apenas manteniendo el intercambio en marcha. No fue hasta 1999 cuando organizaron conciertos de música pop para grandes audiencias.

El 5 de diciembre de ese año, la emisora SBS (Seoul Broadcasting System) realizó el “Concierto de Paz y Amistad 2000” en el Teatro de Arte Ponghwa en Pyongyang. Fue una actuación conjunta con Roger Clinton, el hermano del entonces presidente estadounidense Bill Clinton. Más tarde, el 22 de diciembre, Munhwa Broadcasting Corporation (MBC) celebró el “Concierto de unificación nacional” en el mismo lugar. El concierto de SBS, el primer evento cultural en el Norte organizado por una emisora de Corea del Sur, se llevó a cabo en un estado de distensión bajo la “Política de los rayos solares” de la administración del ya fallecido presidente surcoreano Kim Dae-jung. Con la primera generación de grupos de idols del K-pop, incluidos Sechs Kies y Fin.K.L., el programa arrojó luz sobre las diferencias socioculturales al mostrar las tendencias de la cultura pop de Corea del Sur. En contraste, el concierto de MBC apeló a la homogeneidad cultural de las dos Coreas al presentar canciones populares tradicionales y canciones populares de la época colonial, así como números populares contemporáneos.

Los intercambios culturales Norte-Sur han continuado a pesar de las dificultades, principalmente mediante conciertos de música popular, con artistas surcoreanos que visitan el Norte con más frecuencia que al revés.

En 2002, MBC celebró dos eventos bajo el título “Lee Mi-ja: concierto especial” el 27 de septiembre y “¡Oh, Corea reunificada!” al día siguiente, ambos en el Gran Teatro del Este de Pyongyang. En este último evento, el cantante de rock Yoon Do-hyun y su banda sorprendieron a la audiencia norcoreana al cantar la eterna canción folk “Arirang” con un estilo sorprendentemente libre.

 

El 11 de agosto de 2003, Korea Broadcasting System (KBS) presentó el “Concurso de canto de Pyongyang” en el parque Moranbong. Este programa musical surcoreano de largo recorrido, lanzado en 1972, tiene como norma poner el nombre de cada ubicación al final del título, por ejemplo: “Concurso nacional de canto en Pyongyang”, pero aceptó cambiar el nombre según lo acordado con el Norte de que “el nombre Pyongyang, el corazón de la revolución, no debería llegar al final”. En el espectáculo, unos 20 concursantes de entre 12 y 77 años de edad, mostraron sus habilidades para cantar.

En tanto, en octubre de 2003, SBS celebró el “Concierto de Unificación con motivo de la apertura del Gimnasio Ryugyong Chung Ju-yung”. Para celebrar la inauguración del estadio deportiva cubierto, construido conjuntamente por el Grupo Hyundai y el Gobierno Norcoreano, un grupo de 1.100 surcoreanos, incluidos artistas y observadores, cruzaron la línea fronteriza para visitar Pyongyang. El concierto era el primer evento musical organizado en un gimnasio del Norte. Posteriormente, en este mismo lugar SBS organizó un concierto del famoso cantante surcoreano Cho Yong-pil en agosto de 2005. Aunque fue planeado a instancia del Norte, el concierto solo pudo concretarse un año después, tras ser pospuesto siete veces ante las turbulentas circunstancias políticas, derivadas de la negativa del Gobierno de Corea del Sur a permitir que sus ciudadanos visitaran el Norte por el décimo aniversario de la muerte de Kim Il-sung.

Así, los intercambios culturales transfronterizos han continuado pese a las dificultades, principalmente a través de conciertos de música popular, con artistas surcoreanos que visitan el Norte con mayor frecuencia que al revés. En retrospectiva, esta trayectoria se ha caracterizado principalmente por conciertos en el Norte, organizados por emisoras surcoreanas. Esto obedece a varios factores, como las condiciones internas del Norte, que dificultan que sus artistas viajen al Sur; la virtud de la música popular, que crea empatía emocional más fácilmente que otras artes escénicas; y la relativa ventaja de las emisoras para organizar conciertos a gran escala, pues precisan de un gran dispositivo de personal calificado y enormes fondos.

El surgimiento de la Banda Moranbong

Los intercambios culturales entre las dos Coreas con sus diferentes sistemas políticos han tenido influencias notables en ambas sociedades. El último concierto de la Orquesta Samjiyon, aparentemente ha contribuido a mitigar la imagen beligerante del Norte y a crear conciencia sobre la paz y la unidad entre el público del Sur. Sin embargo, no es fácil estimar las repercusiones a la inversa, ya que los medios del Norte suelen ser reticentes a los visitantes del sur y a sus actividades. Tampoco se pueden sacar conjeturas de las respuestas de la audiencia, pues los norcoreanos no pueden mostrar un gusto evidente por las canciones pop surcoreanas, que están estrictamente prohibidas en su vida cotidiana.

Los ciudadanos de Pyongyang cantan y aplauden durante el “Concierto de paz de la Delegación artística de Corea del Sur para la reconciliación y la cooperación: la primavera está a la vuelta de la esquina”, que se celebró el 1 de abril en el Gran Teatro del Este de Pyongyang.

Indirectamente, sin embargo, las actuaciones del grupo de chicas norcoreanas Moranbong, banda que se formó a principios de 2012 bajo la dirección de Kim Jong-un, presidente de la Comisión de Asuntos Estatales del Norte, dejaron entrever algunos resultados. Compuesta por unas 20 cantantes e instrumentistas femeninas, la banda se ha convertido en un foco de interés nacional e internacional por sus estilizados atuendos y sus desenfrenados movimientos de baile, así como por la belleza de su estilo. La banda parece mostrar la disposición del Norte a cambiar y alegrar su imagen tanto en casa como en el extranjero. En particular, sus actuaciones suelen ser en grandes gimnasios. Corea del Norte alguna vez tuvo la idea fija de que los eventos artísticos y culturales deberían tener lugar en un teatro y los eventos deportivos en un gimnasio, y sus funcionarios se opusieron con vehemencia a la idea de que el Sur presentara espectáculos de música pop en un gimnasio en Pyongyang. Sin embargo, después de presenciar el éxito de los conciertos en los gimnasios, comenzaron a programar este tipo de eventos, y la Banda Moranbong ahora suele interpretar la mayoría de sus conciertos en gimnasios, para acomodar a grandes audiencias, y usan diversos diseños escénicos.

También cabe señalar que la banda comenzó a usar jibs o grúas de cámara, comúnmente utilizadas para filmar representaciones teatrales a gran escala o eventos deportivos, ya que permiten captar una amplia gama de movimientos de forma más dinámica. El jib se usó por primera vez durante el concierto del Gimnasio Ryugyong Chung Ju-yung en 2003, cuando una compañía de radiodifusión de Corea del Sur lo presentó al Norte. Desde entonces, los jibs han desempeñado un papel central en el rodaje de eventos culturales en el Norte. Como otro resultado de los intercambios con el Sur, adoptaron las llamas del escenario y el papel confeti para crear efectos especiales.

Tras la actuación de la Orquesta Samjiyon en Gangneung, un grupo de artistas del Sur realizó una nueva visita a Pyongyang en abril. Todo un evento histórico que tuvo lugar 13 años después del concierto de Cho Yong-pil en 2005, titulado “Concierto de paz de la Delegación Artística de Corea del Sur en Esperanza de Reconciliación y Cooperación”, con el subtítulo “La primavera está a la vuelta de la esquina”.

Desde la división de la península, las dos Coreas han emprendido una implacable carrera armamentista para consolidar sus respectivos sistemas. Por tanto, la paz sigue siendo remota y la carga económica se hace cada vez más pesada. Recientemente, cada vez más voces reclaman detener esta competencia interminable y a cambio buscar la prosperidad mutua mediante la comprensión y la cooperación. Los intercambios culturales y artísticos son, sin duda, muy efectivos para promover la amistad y la buena voluntad. Aunque algunos conciertos no pueden derribar las paredes de desconfianza y enemistad de hace décadas, con el tiempo, estos continuados esfuerzos seguramente atraerán la primavera de la reconciliación.

El K-Pop aterriza en Corea del Norte

BTS, grupo también conocido como Bangtan Boys, encabezó la lista Billboard 200 en junio de este año con su tercer álbum “Love Yourself: Tear”. Fue la primera vez en 12 años que un álbum no inglés ocupaba el número uno en la lista principal de álbumes de Billboard. A medida que el K-pop se propaga por el mundo, también provoca respuestas en la cerrada sociedad norcoreana.

 

BTS (Bangtan Boys), que encabezó la lista Billboard 200 en junio pasado con su tercer álbum regular “Love Yourself: Tear”, es conocido por su fama entre los jóvenes norcoreanos.

Después de que el soldado norcoreano Oh Chong-song desertara el año pasado cruzando la frontera de Panmunjom, siendo impactado por varias balas durante el proceso, sorprendió a todos al decir que le gustaba el grupo de idols surcoreano Girl’s Generation. Posteriormente, cuando el New York Times publicó un artículo en primavera de este año sobre conciertos de músicos surcoreanos en Pyongyang, centrándose en el grupo de chicas Red Velvet, el titular decía: “¿Puede Corea del Norte controlar la invasión del K-Pop?”

El Gobierno de Corea del Norte toma medidas contra la circulación y la visualización de videos del Sur por temor a que su gente pueda ser “corrompida por los decadentes caprichos capitalistas”. Sin embargo, los vídeos surcoreanos ahora son populares en el Norte y ampliamente diseminados a pesar de las prohibiciones del gobierno.

Control vs. diseminación

Sorprendentemente, los éxitos pop surcoreanos se disfrutan casi simultáneamente en el Norte y en el Sur, ya que grandes cantidades de DVD y unidades USB con contenidos de K-pop llegan al país de contrabando desde China. Por ejemplo, cuando “Gangnam Style” de Psy recorrió el mundo en 2012, también se hizo popular rápidamente en Corea del Norte.

Las unidades USB, denominadas “tarjeta de memoria stick” son ampliamente utilizadas en el Norte para reproducir películas y canciones de Corea del Sur. Los Memory Sticks y las tarjetas SD son muy buscados ya que son fáciles de transportar y de ocultar. Hoy en día, los dispositivos multimedia MP5 para ver vídeos de alta resolución también llegan al país a través de China. Dado que un reproductor MP5 usa una tarjeta micro SD, incluso más pequeña que la de una unidad USB, tiene una mayor capacidad de almacenamiento y es más fácil de evadir en un control.

La difusión de reproductores MP5 ha permitido a los jóvenes de Corea del Norte ver vídeos de K-pop con mayor facilidad. Así, ya no se limitan a escucharlos subrepticiamente, ahora pueden observar de cerca las caras de los cantantes, los gestos, la moda y los peinados, experimentando un choque cultural aún más profundo.

Invitado al concierto de Pyongyang el pasado abril, Red Velvet tocó “Red Flavour” y “Bad Boy” para el público de Corea del Norte.

Choque cultural

Corea del Norte tiene una larga tradición de explotar la música para fortalecer su sistema. Partiendo de una guerra ideológica a través de la música, afirma: “Una sola canción puede sustituir a diez millones de soldados”. Al crecer en un medio social así, los jóvenes norcoreanos se enamoran del K-pop porque las canciones tratan sobre emociones humanas universales, como “Amigo” de Ahn Jae-wook, conocida por ser la canción pop surcoreana más popular en el Norte, pese a no contener ideología ni propaganda. Muchos desertores coinciden en que las canciones norcoreanas son principalmente propaganda política o glorificación de sus líderes, mientras que las del Sur son expresiones honestas de las emociones humanas, que son mucho más fáciles de disfrutar.

La difusión del K-pop en el Norte puede atribuirse en parte a la ampliación de las brechas intergeneracionales y a la profundización de la división de clases. En el Norte, a menudo a los jóvenes se les llama la “generación del mercado (changmadang)”. Las graves dificultades económicas de mediados y finales de la década de 1990 debilitaron el sistema de bienestar del país que brindaba educación gratuita, atención médica y necesidades racionadas, que las autoridades promovían en voz alta internamente y externamente. La “generación del mercado” alude pues a los jóvenes nacidos en ese momento, que apenas han experimentado beneficios de bienestar socialista.

Para esta nueva generación, el K-pop puede ser un catalizador de la no conformidad pasiva, mientras que las generaciones anteriores, adoctrinadas para poseer el “espíritu de las balas y las bombas humanas” son leales al gobierno, la solidaridad grupal es más débil entre los jóvenes. Sin desanimarse por las estrictas restricciones contra los contenidos de la cultura pop de Corea del Sur, siguen viendo audazmente estos vídeos porque, entre otras razones, cantar y bailar K-pop le dan a uno un poco de superioridad sobre sus compañeros. Algunos incluso consideran a los que pueden cantar y bailar esas canciones como “iluminados”.

La Generación del Mercado

Ante estas circunstancias, las autoridades se ven obligadas a aceptar, al menos en cierta medida, el cambio cultural y la resistencia entre los jóvenes. Por tanto, en vez de depender de prohibiciones y controles incondicionales, han ideado un nuevo género de música socialista para evitar la invasión de la cultura capitalista.

La política del gobierno de Corea del Norte de satisfacer los “altos estándares de las personas” indica la intención de aceptar las cambiantes demandas de sus gentes, brindándoles nuevas obras creativas. Un buen ejemplo sería la Banda Moranbong, fundada bajo la iniciativa de Kim Jong-un. Sus integrantes adoptan moda y peinados completamente diferentes de los que usan las mujeres norcoreanas, y sus canciones y movimientos de baile recuerdan a los grupos de chicas de Corea del Sur.

Los estrictos controles del gobierno sobre el K-pop y otros elementos de la cultura extranjera no han impedido que la nueva generación acceda a ellos, y cualquier cambio que surja entre los jóvenes puede tener un impacto significativo en el futuro del sistema del Norte. Por este motivo merece la pena observar la influencia de K-pop en la sociedad norcoreana.

O Gi-hyeonProductor, Seoul Broadcasting System (SBS)
Kang Dong-wanProfesor, Universidad Dong-A; Director, Hana Center Busan

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