En la Casa de Corea la típica ceremonia de bodas resulta muy tradicional pero también es muy moderna a la vez. no solo se comprimen el tiempo y el espacio, sino que además distintas personas, que nunca se habían visto antes –los familiares directos e indirectos y los invitados de la novia y del novio- se reúnen en un mismo lugar para el enlace y la posterior recepción.
La novia y el novio se sientan a ambos lados de la mesa nupcial decorada con telas rojas y azules, uno frente al otro, en una ceremonia tradicional de boda, celebrada en el patio de la Casa de Corea, en el centro de Seúl.
Es sábado al mediodía. Hace bastante frío, pero el sol brilla y el cielo se ve despejado y azul. En la Casa de Corea, un espacio cultural en pleno centro de Seúl dirigido por la Fundación del Patrimonio Cultural de Corea, el patio está abarrotado de gente. En la parte central se han instalado una marquesina y una pantalla plegable. En la base de piedra de uno de los pasillos de madera que rodean el lugar, se disponen de forma ordenada siete músicos con coloridos trajes tradicionales, dando a este espacio un ambiente ceremonial formal, pero cargado de encanto. En el suelo cubierto de esteras se ha instalado una mesa alta de boda frente a una pantalla; mientras que a cada lado, al este y al oeste, se ubican mesas pequeñas y bajas. La mesa del novio se encuentra en el este y representa el yang (energía positiva) y a los hombres; mientras la mesa de la novia es la del oeste, que representa al yin (energía negativa) y a las mujeres.
ceremonia de boda en un patio tradicional
En la mesa alta de la boda se colocan algunos platos de comida como dátiles y castañas, así como un pino en miniatura y una planta de bambú en una maceta. Debajo de los árboles se coloca una gallina. La comida en la mesa puede variar de una región a otra, pero los dátiles y las castañas son elementos comunes que simbolizan los deseos de longevidad y la abundancia de niños. El perenne árbol de pino y el resistente bambú representan la lealtad y la fidelidad, respectivamente. Aunque en esta ocasión la ceremonia es en pleno día, sobre la mesa se colocan dos velas, azul y roja, también como símbolos del yin y del yang. En el pasado, cuando las bodas se celebraban por lo general de noche, las velas eran absolutamente imprescindibles. Sin embargo, incluso en las salas de bodas modernas -en las que cuelgan del techo lujosas lámparas de araña- todavía se observan estos cirios sobre la mesa. Y las bodas casi siempre comienzan con las madres de los novios entrando juntas en el salón y encendiendo las velas.
En la Casa de Corea, al sur de la mesa nupcial, se encuentran las sillas dispuestas en filas, como en cualquier otra boda. A un lado se sientan los invitados del novio y al otro, los de la novia, mientras muchas otras personas se quedan en el patio. Algunos permanecen de pie porque no hay asientos libres, y también hay turistas extranjeros; pero la mayoría acude solo para entregar sus sobres de regalo con dinero en efectivo, saludar a la novia, el novio y sus familiares, y después marcharse rápidamente sin esperar a que acabe la ceremonia. Aunque en Corea cada vez aumenta la preferencia por las bodas pequeñas, la mayoría de las ceremonias en el país siguen siendo eventos a los que uno debe asistir con un sobre de dinero en la mano. Es por eso que recibir en el correo una invitación de boda a veces se considera como “el pago de una factura”.
Por último, acude al lugar el simpático y llamativo maestro de ceremonias que, vestido con un largo esmoquin blanco y un sombrero negro, ocupa su lugar en el lado norte de la mesa. En tiempos recientes, cuando la boda no está a cargo de un ministro o un sacerdote, este papel lo desempeña uno de los antiguos profesores del novio o un amigo de los padres, siempre que sea una figura respetada y con buena reputación en la sociedad. Sin embargo, en una boda tradicional todo lo que se necesitaba era alguien capaz de leer el orden de los procedimientos nupciales, por lo que en la mayoría de los casos, la persona a cargo de oficiar la ceremonia era un anciano vecino que pudiera leer caracteres chinos. El actual maestro de ceremonias es un anfitrión profesional registrado en la Casa de Corea que a veces presenta las competiciones de ssireum (lucha coreana). Finalmente, éste abre el gran abanico plegable, sobre el que está escrito el orden de los procedimientos, y anuncia solemnemente que ha comenzado la boda con las palabras: “ Haeng chinyeongnye” . Por si acaso los presentes no entendieran esta arcaica expresión sino-coreana, inmediatamente explica con palabras simples que el novio procederá ahora a saludar a la novia.
El saludo a la novia en su casa
Según la tradición confucianista, el chinyeongnye es el rito por el que el novio va a buscar a la novia y la lleva a su casa para la boda. Los “Anales de la Dinastía Joseon” de los primeros tiempos recogen: “Según las tradiciones de nuestro país, el novio va a vivir a casa de la novia, y sus hijos y nietos crecen en el hogar de su familia materna. A diferencia de los chinos, nosotros no tenemos la costumbre de que el novio lleve a la novia para vivir en su casa familiar. En vez de eso, los hombres consideran la casa de su esposa como la suya propia y a sus padres como los suyos, y les llaman madre y padre”. A medida que la influencia confuciana crecía y se apoderaba de Joseon, los eruditos neoconfucianos sostenían que, debido a que el hombre es yang y representa el cielo, y la mujer es yin y representa la tierra, las mujeres deben obedecer a sus maridos e ir a vivir a casa de ellos tras el matrimonio. Es decir, el hombre no debe mudarse a la casa de su esposa tras el casamiento, sino acomodar a su mujer en casa de sus padres.
La novia y el novio intercambian tres copas de licor en el “rito de unir las copas”, que simboliza la unión de dos personas en una.
La familia real predicó primero con el ejemplo y después animó a la gente común a practicar también el chinyeong y enviar a lamujer recién casada a vivir al hogar del marido. A veces se aplicaba esta costumbre, pero con poco éxito, porque el matrimonio no solo gira en torno al lugar donde la pareja va a vivir. También entran en juego muchos otros temas de carácter social, como la herencia de bienes y la celebración de ritos conmemorativos ancestrales. Por tanto, se llegaba a un acuerdo y se establecía la costumbre del ban-chinyeong (“medio chinyeong”), es decir, la ceremonia de la boda se llevaba a cabo en la casa de la novia y, después de vivir allí durante algún tiempo, la pareja se iba a vivir a la casa de los padres del novio. De hecho, se propusieron varios tipos de compromiso. Al principio vivían en la casa de soltera de la mujer durante tres años, pero se dice que este período fue acortado a solo tres días. Previamente, el oficiante anunciaba antes el inicio del chinyeong, pero en este caso parece que la Casa de Corea ha sido designada como el hogar de la novia para la ceremonia de boda de hoy.
Cuando los músicos comienzan a tocar, el maestro de ceremonias utiliza las palabras clásicas sino-coreanas y del coreano moderno, para anunciar “la entrada del novio y del padre del ganso”. El llamado “padre del ganso” es un amigo del novio que sirve como asistente, y porta un ganso de madera para entregarlo como regalo a la familia de la novia, en un rito llamado jeonanrye . El ganso es un tradicional regalo de bodas, porque se sabe que este animal va y viene según las estaciones (lo que simboliza el flujo del yin y el yang) y suele aparearse de por vida. De este modo, se considera símbolo de fidelidad.
Rápidamente, la comitiva del novio entra en el patio desde la parte de atrás del edificio de enfrente.
El novio va vestido con una túnica carmesí de oficial y con un sombrero negro de estudiante, y simula el uniforme de un funcionario de alto rango de la dinastía Joseon. Como Joseon era un estado confuciano, aprobar los exámenes estatales y convertirse en funcionario del gobierno era todo un ideal masculino. De este modo, incluso a los hombres de la clase plebeya se les permitía llevar uniforme de oficial el día de su boda. Guiando al novio, hay dos muchachos jóvenes: uno lleva una linterna roja y el otro una linterna azul. Esta es una tradición adoptada de las bodas occidentales, donde hay niñas que llevan flores, así como damas de honor y acompañantes.
El maestro de ceremonias llama a realizar los siguientes procedimientos: “El novio irá a casa de la novia para llevarla a la ceremonia... El novio se va a arrodillar y a colocar el ganso sobre la mesa... El novio se va a levantar y hacer dos reverencias”. Al igual que antes, pronuncia las palabras originales sino-coreanas, y luego ofrece la traducción actual, y una explicación en caso de ser necesario. A continuación el novio da el ganso a los padres de la novia, sentados en la parte delantera de la sala, y hace dos profundas reverencias. Con esto termina el rito de presentación del ganso. El novio se vuelve y se dirige hacia el patio y, siguiendo las instrucciones del maestro de ceremonias, la novia hace acto de presencia. Ataviada con una falda roja y una chaqueta verde claro, sobre la cabeza lleva una corona con piedras preciosas. Este vestido de boda es copia del atuendo ceremonial de las mujeres de la clase alta del período de Joseon. Al igual que al novio, a la novia de clase humilde se le permitía llevar este tipo de vestimenta el día de su boda, ya que estaba destinado a ser el más feliz e importante de su vida.
La llegada de la pareja a la ceremonia
Ahora el rito nupcial se desplaza por las escaleras hacia el patio. Los muchachos que llevan la linterna van delante; primero les sigue el novio y luego la novia. Este procedimiento también es una ligera variante de la entrada del novio primero y la novia después de una boda occidental. El novio se sitúa en el lado este de la mesa nupcial y la novia en el lado oeste. Se lavan las manos como símbolo de la purificación de su cuerpo y su mente, y después hacen reverencias mutuas entre sí. Este rito se denomina gyobaerye (“rito de intercambio de reverencias”), e implica la promesa de pasar la vida juntos. Aunque para las parejas actuales no es raro casarse después de que la mujer se quede embarazada e incluso tras dar a luz, en tiempos previos, cuando el matrimonio era algo acordado entre dos familias, en vez de entre los novios y protagonistas, el rito de intercambio de reverencias se llevaba a cabo cuando la novia y el novio se veían por primera vez. La novia, con la ayuda de sus asistentes, primero hace dos reverencias ante su futuro marido y este, por su parte, le devuelve una. Una vez más la novia hace otras dos reverencias y el novio hace solo una. El maestro de ceremonias explica que la mujer es yin, que equivale a números pares, y el novio es yang, que equivale a números impares, ya que probablemente las jóvenes invitadas se pregunten por qué la novia tiene que hacer el doble de reverencias que el novio.
CAMBIOS EN LAS COSTUMBRES MATRIMONIALES
Los coreanos han considerado tradicionalmente el matrimonio como el momento más importante en la vida de una persona. Mucho antes del confucianismo, la armonía y la unión de la mujer y el hombre -el yin y el yang- formaban parte de la cosmología chamánica y de la cosmovisión. Los hombres y las mujeres tenían que casarse y la posibilidad de no hacerlo era contemplada como una gran desgracia. En la sociedad agraria de Joseon, los funcionarios locales buscaban a hombres y mujeres que no se habían casado y encontraban a su media naranja. Se creía que si el yin y el yang no estaban en armonía y el cielo se llenaba de persistentes lamentos y rencores y el flujo de energía celestial quedaría desordenado, lo que en último término traería a la población hambre y sequía. La tendencia moderna de importar novias del sudeste asiático para casarse con hombres del campo coreanos que no pueden encontrar esposa, no es ajena a esta línea de pensamiento. La costumbre de oficiar un matrimonio espiritual para los hombres y mujeres jóvenes que mueren solteros, todavía se mantiene hasta el día de hoy. Uno de los cuentos transmitidos desde la antigüedad es que los fantasmas más temibles son de solteras y solteros que murieron antes de poder casarse.
A día de hoy, sin embargo, la proporción de jóvenes coreanos que opinan que el matrimonio no es necesario ha aumentado hasta superar con creces el 50 por ciento. En 2016 el número de enlaces matrimoniales anuales se situó por debajo de 300.000 por primera vez en 40 años. Con las cambiantes normas de género en la sociedad de Corea, donde durante mucho tiempo los roles y las relaciones entre hombres y mujeres han sido justificados y explicados bajo la teoría del yin y el yang, tal vez sea inevitable que estén cambiando las ideas sobre el matrimonio. Algunos argumentan que los factores económicos, entre ellos los prohibitivos precios de la vivienda, son los culpables de que los jóvenes retrasen la boda o incluso renuncien a ella, así como de la cada vez más tardía edad del primer matrimonio. La edad promedio de boda ha aumentado en cinco años tanto para hombres como para mujeres durante los últimos 15 años. Así, términos como “vieja señorita” o “hija que ha superado la edad de casarse” han quedado obsoletos.
En la mesa de boda hay alimentos como dátiles y castañas, un árbol de pino en miniatura y una planta de bambú, que simbolizan lealtad y fidelidad. También una vela roja y una vela azul. Tradicionalmente, solía haber un gallo y una gallina vivos, respectivamente envueltos en paños rojos y azules, que se ubicaban en una mesa pequeña bajo la mesa principal; pero en la actualidad se usan réplicas.
Las costumbres matrimoniales en Corea experimentaron grandes cambios durante la dinastía Joseon cuando el confucianismo se alzó como la ideología gobernante. Más tarde, con la introducción del cristianismoen el proceso de modernización de la nación, se puso de moda la llamada boda de estilo occidental, pero con un maestro de ceremonias que no era un ministro o sacerdote. El lugar de la ceremonia también cambió, de la casa de la novia a una iglesia o salón de bodas. El debate sobre el matrimonio entre las dos familias involucradas ( uihon ) todavía se celebra, pero los deseos y preferencias del novio y la novia se han convertido en algo mucho más importante. Incluso han surgido empresas especializadas en buscar pareja. Como el hombre es yang, sin importar lo que piense la gente, la familia del novio envía a la de la novia la carta de propuesta de matrimonio y los cuatro pilares del prometido (hora, día, mes y año de nacimiento) en un procedimiento llamado napchae ; mientras que la familia de la novia remite una carta a la familia del novio para notificar la boda en un procedimiento llamado yeongil . Estas costumbres permanecen hasta nuestros días, aunque a menudo se omiten.
Sobre el procedimiento del nappye , cuando la familia del novio envía regalos a la novia en un cofre, en el pasado era costumbre mandar sedas u otros tejidos para que la prometida pudiera confeccionar su vestido de boda. Debido al rápido crecimiento económico de Corea, sin embargo, se agregaron al cofre joyas y bisutería, como anillos y collares. Hace apenas una década, no era inusual observar el espectáculo de los amigos del novio, cuando iban a la casa de la novia a “vender el cofre”. Un amigo hacía de “caballo” con una máscara de calamar seco en la cara y el cofre a la espalda, mientras otro amigo hacía de “cochero” que dirigía el caballo. Cuando el grupo se acercaba a la casa de la novia, los chicos decían que no podían avanzar más con un cofre tan pesado, por lo que la familia de la novia y sus amigos salían de su casa con comida, bebida y dinero, para aportar la energía suficiente para entrar en la casa con el tesoro. Simulaban discutir entre ellos, una de las partes se negaba a moverse y la otra empujaba hacia la entrada. A veces el sentido del humor de los amigos del novio iba un poco lejos y hasta levantaban la voz.
Además, existía la vieja costumbre de tomar el pelo al novio. Cuando éste llegaba a la casa de la novia para la boda, los jóvenes de la aldea o los jóvenes varones familiares de ella ponían a prueba su capacidad, con varios trucos y bromas. La tradición de burlarse del novio, originalmente a cargo del lado de la novia, hoy la conservan los amigos del novio.
Una unión sellada con tres tazas de licor
Cuando la ceremonia de las reverencias finaliza, comienza la parte principal de la boda: el hapgeunrye o “rito de copas unificadoras”. La novia y el novio beben durante la ceremonia tres tazas de licor. El maestro de ceremonias explica que la primera copa representa un voto al cielo y a la tierra; y la segunda copa es el voto para darse el sí; mientras la tercera es el voto de amarse el uno al otro y permanecer unidos de por vida. Las tazas para el tercer voto se fabrican con las dos mitades de una calabaza partida. Después de que la pareja haya intercambiado sus copas de licor y haya suscrito sus votos, se unen de nuevo las dos mitades. Esto significa que ese hombre y esa mujer están hechos el uno para el otro, y que ahora los dos están unidos en un solo ser. Tradicionalmente la calabaza se decoraba con hilos rojos y azules y colgaba del techo de la habitación de los recién casados para protegerles. En el transcurso de su vida de casados, cuando el matrimonio tenía problemas, debían observar la calabaza y plantearse las cosas de nuevo. En una boda tradicional coreana la pareja no solía pronunciar votos ni tampoco había intercambio de anillos. Simplemente, la novia y el novio se posicionaban frente a frente y se saludaban con reverencias, para después mirarse el uno al otro entre copas de licor. Así, se prometían mutuamente y de forma relajada, que pasarían la vida juntos.
A continuación, el maestro de ceremonias anuncia que la pareja de recién casadoshará una reverencia a los padres y a los invitados. Este procedimiento, llamado seonghollye , también deriva de las bodas modernas. El oficiante señala el final de la boda, aconseja a la pareja que se amen el uno al otro, que críen bien a sus hijos, que se muestren agradecidos y obedientes con sus padres, y que sean miembros útiles para la sociedad. Por último, dan las gracias a los invitados por haber dedicado un tiempo de sus ocupadas vidas en ir a la boda. Es un discurso muy breve y de estilo similar al de las bodas modernas occidentales.
La ceremonia tradicional en la Casa de Corea ha llegado a su fin; pero en el caso de la mayoría de las salas de bodas modernas, aún espera otro ritual. En una habitación reservada exclusivamente para este propósito tiene lugar el hyeongugorye o “rito de presentade los suegros”. Tradicionalmente, este rito por el que la novia recibía formalmente a sus suegros, tenía lugar después de pasar la primera noche en la casa familiar del novio (en el caso del chinyeong) o después de pasar las primeras tres noches en el hogar de la novia (en el caso del ban-chinyeong). Sin embargo, a día de hoy se ha incorporado a la ceremonia de boda.
En una boda tradicional coreana la pareja no solía pronunciar votos ni tampoco había intercambio de anillos. Simplemente, la novia y el novio se posicionaban frente a frente y se saludaban con reverencias, para después mirarse el uno al otro entre copas de licor. así, se prometían mutuamente y de forma relajada, que pasarían la vida juntos.
Tras la ceremonia de la boda, los novios se sitúan frente a sus padres e invitados y hacen reverencias en expresión de gratitud. Este gesto es influencia de las bodas modernas.
Epílogo
Las normas coreanas relativas al matrimonio han sido criticadas por fomentar la dominación del hombre sobre la mujer. Sin embargo, los cambios en los últimos tiempos parecen indicar que estamos retrocediendo a los días de Joseon, antes de que la ideología confuciana arraigara tan fuertemente en la sociedad. En las parejas de recién casados, las relaciones con la familia de la mujer parecen estar estrechándose más que los lazos con la familia del hombre. Y, en lo que concierne al marido, cada vez se distingue menos entre sus padres y los padres de la esposa, en lo relativo a las reglas y costumbres de los ritos funerarios. En términos de herencia, por último, legalmente no existe distinción alguna entre hijos e hijas. En la Corea actual la boda parece no ser tanto un rito solemne, sino más bien una especie de acontecimiento social: un evento que puede ser organizado libremente, o rediseñado desde cero. (Traducido por atahualpa amerise)
Han Kyung-kooAntropólogo cultural y profesor de la Facultad de Estudios Liberales, Universidad Nacional de Seúl
Ahn Hong-beomFotógrafo