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On the Road

2021 SUMMER

Un paseo por Seochon

En Seochon, uno de los barrios más antiguos de Seúl, un laberinto de casas centenarias y un rico patrimonio artístico ofrecen un encantador oasis urbano de calma y reflexión.

Mirando entre los antiguos caminos de Seochon, puede verse el Palacio Gyeongbok, residencia real oficial de la Dinastía Joseon (1392-1910), y Cheong Wa Dae, la oficina presidencial, al pie del monte Bugak. Esta proximidad llevó a Seochon a convertirse en enclave de funcionarios y eruditos, quienes durante siglos caminaban hasta palacio.

De hecho, Seochon significa “pueblo del oeste”, en referencia a su orientación desde palacio. Abraza el pie del monte Inwang, barrera defensiva cuando Seúl era una ciudad amurallada. Con la pandemia, a aquellos que han aprendido a disfrutar de solitarias caminatas les encanta lle¬gar a la cima del monte Inwang y perderse en la panorámica de Seúl.

Seochon es ahora uno de los mayores atractivos de Seúl, junto con el pueblo hanok Bukchon, que significa “pueblo del norte”. Ambos lugares están llenos de encan¬tadores callejones envueltos en casas de estilo tradicional, muchas con cientos de años, algunas reconvertidas en ele¬gantes cafés, boutiques y posadas. En un hanok rehabilita¬do está la Librería Daeo, la librería más antigua de Seúl, a pocos minutos de la estación de metro del Palacio Gyeong¬bok. Y mejor aún: el ambiente de Seochon y Bukchon gira en torno al arte y la cultura.

Los estrechos callejones de Seochon tienen el aire cáli¬do y la tranquilidad del Golden Lane en Praga o la atmós¬fera de los callejones secundarios de Montmartre en París. Además de hanok rehabilitados, hay galerías con paisajes en tinta lavada de la era Joseon que adornan los lienzos de artistas del SXXI. Un sitio popular es el mercado de Ton¬gin, con decenas de vendedores y restaurantes que atraen al público con todo tipo de comidas deliciosas.

El mercado es famoso por su programa de loncheras: un set de monedas permite comprar gran variedad de guarni¬ciones caseras a bajo costo.

La cima del monte Inwang ofrece una panorámica de Seochon y del Seúl antiguo. Seochon alude al área desde el pie oriental de la montaña hasta los muros occidentales del Palacio Gyeongbok, donde residían funcionarios de bajo rango durante la Dinastía Joseon. Hoy es visita obligada que ofrece una mezcla de arte, cultura, gastronomía, historia, nostalgia y paisajes naturales.

El valle de Suseong en Ogin-dong, es un pintoresco refugio famoso por la sombra de sus árboles y el sonido del agua fresca, y lugar favorito de artistas desde el pasado.

La muralla de la ciudad de Seúl se creó en el siglo XIV justo después de la fundación de la dinastía Joseon. La barrera defensiva tiene entre 5 y 8 metros de altura y 18,6 kilómetros de largo. La sección occidental presenta el monte Inwang, con Seochon acurrucado debajo.

Célebres residentes

El museo homónimo del artista Pak No-soo abrió en 2013. Pak vivió en esta casa durante unos 40 años y donó unas 1.000 obras de arte para su conservación y exhibición.

En 1941, Yun Dong-ju, estudiante de Yonhee College (precursor de la Univ. de Yonsei), vivió en casa del novelista Kim Song (1909-1988) y escribió algunos de sus principales poemas, como “Una noche para contar estrellas”. Una placa indica dónde estaba la casa.

Kim Mi-gyeong lleva sus plumas de tinta a tejados y lugares elevados para dibujar escenas callejeras de Seochon. Tras 20 años como periodista, se fue a Nueva York en 2005 y regresó en 2012 para establecerse en Seochon, donde la conocen como la “artista de la azotea”.

En Seochon nacieron y se criaron muchos príncipes, inclui¬do el príncipe Chungnyeong, tercer hijo del rey Taejong, quien más tarde se convertiría en el rey Sejong (r. 1418- 1450), el más famoso monarca de Joseon. Implantó la escri¬tura coreana y dejó gran cantidad de aportes científicos.

El tercer hijo del rey Sejong, el príncipe Anpyeong (1418-1453), vivía en el valle de Suseong en Ogin-dong, parte alta de este vecindario y escenario de “Viaje de ensue¬ño a la tierra de los melocotones”, pintado por An Gyeon en 1447. Este famoso cuadro, inspirado en un sueño del prínci¬pe, representa la utopía taoísta.

Otro residente real de Seochon fue el segundo hermano mayor del rey Sejong, el príncipe Hyoryeong (1396-1486), hombre de gran erudición y carácter virtuoso. Escapó del poder político cuando su hermano menor ascendió al trono y fue reverenciado por sus esfuerzos por revivir el budismo.

En el mismo barrio, Jeong Seon (1676-1759) pintó “Monte Inwang tras la lluvia” (1751), obra maestra del apogeo cultural de Joseon y época de paisajes realistas, de la llamada “visión verdadera”. Esta famosa obra de arte, designada como Tesoro Nacional de Corea Nº216, integró hasta hace poco la colección privada de Lee Kun-hee, el difunto presidente del Grupo Samsung, pero tras su muerte el año anterior, fue donada al estado.

A mitad del periodo Joseon, Seochon comenzó a poblarse de jungin, literalmente “gente media”, una clase de funcionarios y técnicos comunes, entre la nobleza y los plebeyos. Trabajadores técnicos, desde intérpretes y médi¬cos hasta eunucos que servían en palacio, se asentaron en la zona, actuales Ogin-dong, Hyoja-dong y Sajik-dong. Buk¬chon era un barrio de literatos y sus casas antiguas son rela¬tivamente grandes y majestuosas. En cambio, las casas tradi¬cionales de Seochon son pequeñas y modestas, lo que expli¬ca su extensión con callejones en forma de red.

Con la desaparición de Joseon en 1910 y la posterior ocupación japonesa, jóvenes artistas comenzaron a llegar a Seochon. Entre sus vecinos había destacados poetas como Yi Sang (1910-1937), Yun Dong-ju (1917-1945) y Noh Cheon-myeong (1911-1957), el novelista Yeom Sang-seop (1897- 1963), o pintores como Gu Bon-ung (1906-1953), Lee Jung-seop (1916-1956) y Chun Kyung-ja (1924-2015). Irónica¬mente, también albergaba lujosas propiedades de estilo occi¬dental de infames figuras projaponesas, como Lee Wan-yong (1858-1926) y Yun Deok-yeong (1873-1940).

El paso del arte y la cultura a través del tiempo, tal como se disfruta y se comprende en el presente, puede comparar¬se con un polluelo que sale de la oscuridad de su cascarón y nace al mundo. Como el pajarito despedaza el duro capa¬razón que lo rodea para poder vivir, los artistas de la Corea moderna se sumergieron en la actividad creativa para esca¬par de la pobreza y la desesperación de la época.

La exposición “Record of the Streets”, organizada por la Fundación Coreana de Seguridad, Salud y Medio Ambiente, se llevó a cabo del 30 de abril al 16 de mayo de 2021 en Boan 1942, un lugar cultural de usos múltiples. Unas 80 fotografías muestran cómo la pandemia de COVID ha cambiado la sociedad.

Seguir la fragancia
Primero fui a Poet’s Hill en Cheongun-dong, para ver la Biblioteca de Literatura de Cheongun y la Casa de Lite¬ratura de Yun Dong-ju. Desde la colina divisé el antiguo centro de Seúl y, en la distancia, más allá de la Torre Nam¬san y el río Han, los 123 pisos de la Torre Lotte World. La Biblioteca de Literatura Cheongun la conforman varios hanok restaurados con mucho cariño, pero la Casa de Lite¬ratura Yun Dong-ju es una estructura de hormigón con puerta de hierro, algo así como una prisión. Sin embargo, su encantador café al aire libre con jardín integró la lista de 2013 de “Mejores arquitecturas contemporáneas de Corea”, del diario Dong-A Ilbo y la revista arquitectónica Space.

En la sala de video, la vida de Yun Dong-ju se proyec¬ta en la pared de concreto: el tiempo que pasó componien¬do poemas en una pensión en Seochon; su encarcelamiento en Fukuoka, Japón, por actividades anti japonesas de estu¬diantes coreanos; y su eventual muerte allí por causas mis-teriosas en febrero de 1945, meses antes de la liberación nacional de Corea. Una entrada de su diario reza así: “Me escondo en una habitación pequeña y oscura. Solo puedo escribir poemas. Avergonzado por no poder tomar las armas y luchar, me avergüenza aún más cuando esos poe-mas me llegan con tanta facilidad”.

El mercado de Tongin fue establecido en 1941 como mercado público para los residentes japoneses de la zona. Adquirió su forma actual después de la Guerra de Corea, cuando la población de Seochon aumentó rápidamente.

Boan Inn, creada en la década de 1940, fue residencia de muchos artistas y escritores. Posada hasta 2004, recientemente se convirtió en Boan 1942, y alberga exposiciones, representaciones y otros eventos.

Casa de literatura Yun Dong-ju

Casa de Yi Sang

Parque Sajik

Palacio Gyeongbok

Dentro del laberinto
Mi viaje acaba pasando por Boan Inn en Tongui-dong, donde el pintor Lee Jung-seop, el poeta Seo Jeong-ju (1915- 2000) y otros escritores y artistas quedaban a menudo. El edificio original se ha conservado y transformado en un lugar de exposición y cultura llamado Boan 1942. Fue aquí donde Seo y otros poetas crearon “Poets Village” (Siin Burak), la revista de la cuadrilla, en 1936. Por todo el edifi¬cio hay huellas del pasado. Di la bienvenida a las crujientes escaleras de madera y celebré que las salas de exposición, estrechas y abarrotadas, conservaran su antiguo encanto.

Choi Seong-u, a cargo de Boan 1942, soñaba con ser artista y se fue a Francia, pero terminó estudiando admi¬nistración de arte, y al volver convirtió el antiguo Boan Inn en un centro cultural polivalente. Amplió el espacio con un edificio anexo, que no solo muestra obras experimentales de jóvenes artistas coreanos, sino que busca activamente proyectos internacionales. A futuro planea invitar artistas extranjeros a sumarse a exposiciones especiales. De las cua¬tro plantas de la antigua posada, las habitaciones y talleres para artistas residentes ocupan el tercer y cuarto piso.

Los residentes de Seochon han variado durante siglos, pero su hilo conductor siempre ha sido el arte y la cultura, hoy testigo palpable en sus serpenteantes callejones.

El mayor placer de recorrer esos callejones es abrir los ojos a nuevos caminos desconocidos, mientras nos perde¬mos aquí y allá. A veces, de pronto topamos con un callejón sin salida, pero al dar la vuelta y volver atrás, recuerda a las huellas de tu propia vida.

Kwon Oh-nam ha llevado la librería Daeo desde que la abrió con su difunto esposo en 1951, destinando parte de su casa tradicional a la librería, ahora es la librería de segunda mano más antigua de Seúl, que también es café literario.©Newsbank

Chebu-dong, famoso entre los foodies, atrae a gente de cualquier edad en busca comida sabrosa, día y noche. Los pequeños restaurantes conforman una pared en el laberinto de callejones.

Lee San-ha Poeta Ahn
Ahn Hong-beom Fotógrafo

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