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In Love with Korea

2020 WINTER

Vida

ENAMORADA DE COREA Soñando en dos idiomas

Nacida en Rusia, pero habiendo pasado gran parte de su vida en Corea, Eva Lee hace que los coreanos se sienten y piensen en su lengua materna. Ella aspira a presentar algún día su propio programa de televisión y dar a conocer la literatura de Corea en Rusia y viceversa.

Eva Lee, nacida en Rusia, ha pasado gran parte de su vida en Corea, pues vino de niña con su madre. Es traductora, intérprete y frecuente invitada en programas de televisión y radio.

A Eva Lee le dicen constantemente que habla coreano mejor que un coreano. Los vídeos de YouTube que la presentan tienen docenas de comentarios de este tipo. Como intergante habitual del programa de televisión ‘South Korean Foreigners’ (Daehan Oegugin) en MBC Plus y en ‘Park Myung-so’s Radio Show’ de KBS Cool FM, Eva consigue que la gente olvide que es rusa.

Pero ser fluido en dos idiomas a veces significa no sentirse cómodo en ninguno de los dos, y estar cómodo con dos culturas a veces significa no sentirse en casa. Eva tuvo una especie de epifanía en 2017, cuando ingresó en la Escuela de Posgrado de Interpretación y Traducción de la Universidad Hankuk de Estudios Extranjeros (HUFS). Ante la tarea de interpretar un texto de tres minutos por primera vez, sintió que tuvo un menbung (desmoronamiento mental) al ver que no sabía ni coreano ni ruso. “No entendía lo que escuchaba”, recuerda.

El primer encuentro de Eva con Corea fue cuando su madre fue invitada a enseñar piano en el país. Todo ocurrió gracias a los misioneros coreanos con sede en Jabárovsk, donde Eva y su madre vivían. La conexión fue a través de su abuela materna, que asistía a una iglesia coreana. Así fue como Eva pudo ir a una escuela primaria en Uiwang, en la provincia de Gyeonggi, siendo la única extranjera de su clase. “No era tanto una oegugin(extranjera), sino una oegyein(alienígena)”, recuerda. Pero después de seis años en Corea, regresar a Rusia fue una especie de choque cultural. Más tarde, seis años después, se matriculó en una universidad coreana con una beca del Gobierno y experimentó un choque cultural inverso.

Choque bidireccional
Tratar con una mezcla de culturas e idiomas llevó a Eva a empezar una carrera en una universidad rusa al mismo tiempo que se especializaba en Estudios sobre Medios de Comunicación en HUFS. “Pasaba cuatro meses en Corea y luego volvía a Rusia por un mes. Cada vez que iba a Rusia, todo seguía igual. Y cuando regresaba a Corea, algo siempre había cambiado”, recuerda. “Yendo y viniendo, lo pasé mal una temporada, pero pude sobrellevarlo. La experiencia me ha hecho menos sensible, pero ahora me resulta más fácil abrirme a cosas nuevas”.

Después de terminar su licenciatura en 2015, Eva se casó con un ex compañero de clase y tomó su apellido, Lee. Asegura que lo hizo por conveniencia. Su apellido de soltera era Kononova y la gente sin querer, por supuesto, llegaba a variaciones extrañas e increíbles.

El nombre le va bien. Después de hablar con Eva Lee durante un rato, parece una chica coreana común y corriente. Creció viendo ‘Bangwi Daejang Ppungppungi’ (Fart Master Ppungppungi), un popular programa infantil de televisión, e incluso comparte la experiencia de haber esperado fielmente a su novio mientras él pasaba dos años haciendo el servicio militar. Destacando que él estaba destinado en Namyangju, a las afueras de Seúl, recuerda: “En realidad, me pareció bastante fácil. Podíamos hablar por teléfono y nos veíamos una o dos veces al mes”. Y con ese humor seco con el que muchas mujeres coreanas se refieren a sus maridos, añade: “No creo que entonces quisiera verle tan a menudo, y ahora nos vemos demasiado”. La pandemia del COVID-19 ha llevado a la pareja, ambos caseros por naturaleza, a pasar aún más tiempo juntos últimamente. Eva explica que, a veces, molesta a su marido para salir a hacer ejercicio o realizar alguna otra actividad.

De no ser por la pandemia, probablemente Eva estaría más ocupada haciendo trabajos de interpretación. Sin eventos internacionales por ahora, está más enfocada en hacer traducciones. La interpretación, según ella, es bastante más estresante porque no hay ocasión para revisar o corregir errores. “Al terminar me siento bien, aunque un poco vacía”, asegura. “Con la traducción surge el estrés de cumplir el plazo y no estar nunca satisfecha. Más tarde, releo mi trabajo y pienso: ¿Por qué escribí eso? Pero, al menos hay un resultado final visible”.

Algún día, a Eva le gustaría abordar la traducción literaria. Ahora participa en una clase en línea en el Instituto de Traducción de Literatura de Corea con la esperanza de traducir al ruso “Pavane for a Dead Princess” de Park Min-gyu, entre otras obras, así como dar a conocer libros rusos en Corea. Pocos en este campo son tan competentes como para asumir esta tarea, pero Eva dice que se siente cómoda con el ruso y el coreano y que traduce e interpreta en ambas lenguas. Reflexionando sobre este asunto, dice: “Ahora que he vivido más tiempo en Corea que en Rusia, tal vez el coreano sea más cómodo para mí. Depende de con quién hable o quién sea mi interlocutor”.

Eva es habitual en “Extranjeros en Corea del Sur” (que emite MBC), un quiz-show que presenta a extranjeros que viven en Corea, donde deja huella por su saber y fluidez en coreano. © MBC every 1

Eva enseña coreano en “Dave’s World”, el canal de YouTube de David Kenneth Levene Jr., de Estados Unidos. Los espectadores se sorprenden por cómo entiende hasta los matices más sutiles del idioma coreano. © Captura de YouTube

Competencia lingüística
Aunque ella afirma que la interpretación y la traducción le dan una sensación de logro, fue la televisión lo que llevó a Eva a la popularidad. En realidad, una de las razones por las que trabajó tan intensamente sus habilidades lingüísticas fue su sueño original de ser presentadora de televisión. Su primera aparición en TV fue en el concurso de preguntas lingüísticas ‘Korean Language Competition’ (Urimal Gyeorugi), donde obtuvo el primer premio confrontando sus habilidades contra las de otros extranjeros. Cuando entró en la universidad, trabajó como presentadora en el programa ‘Morning at Gwanghwamun’, de TV Chosun, aunque a pesar del título, no estaba explorando el centro de Seúl. De hecho, el programa la llevó por todo el país, primero a presentar alimentos regionales, y más tarde a experimentar distintos tipos de trabajo.

“Todo eran trabajos duros, cosas como capturar pulpos o llevar sacos de harina a una panadería. También viví experiencias muy coreanas, como trasplantar plántulas de arroz”, recuerda Eva. Otros momentos a recordar incluyen alimentar lobos o bucear con tiburones.

Aparte de aprender que Corea, a pesar de no ser muy grande, tiene regiones muy diferentes, o que “los lobos tienen más miedo de los humanos que nosotros de ellos”, Eva comprendió que en televisión todo el mundo tiene que actuar un poco, o que una reportera de un programa matinal tiene que ser extraordinariamente chispeante y enérgica. “Vi que estaba más relajada de lo esperado, así que cuando hacía falta actuaba”, confiesa.

Eso, sumado a sus conocimientos lingüísticos, la llevó a pensar mucho en el fenómeno de los extranjeros que aparecen en la televisión coreana, en ocasiones solo por hablar el idioma. “En Rusia hay muy pocos extranjeros en la televisión”, reflexiona. Y destaca que hay que hacer algo más que hablar el que, después de todo, es el idioma nativo de la audiencia. “En Corea, si hablas el idioma, te dan una oportunidad. Es algo singular de aquí y algo que agradecer, obviamente”.

Pero a veces se pregunta si todo sería mejor sin esa fluidez en el lenguaje. “Si eres linda y cometes errores, hablas un dialecto, o tienes alguna peculiaridad al pronunciar, la gente parece encontrar eso divertido”. Al final, la televisión es entretenimiento. Eva piensa que “para seguir en televisión tienes que trabajar duro y crear un personaje para ti mismo”.

Mientras se pregunta si tiene algún sentido hablar exactamente como un coreano, el público abraza su “personaje”, es decir, el de una extranjera que habla como una nativa. Eso conlleva algunas consecuencias. “La gente cree que soy muy inteligente, pero hablar bien y ser inteligente son cosas diferentes. Puedo hablar un idioma porque hice ese aprendizaje. Pero no sé sobre historia, tradición, etc. Solamente puedo hablar de lo que he experimentado. Así que estudio mucho y trato de rellenar las lagunas que tengo”, expresa.

Afortunadamente, tiene la capacidad de establecer una conversación real con coreanos y no coreanos por igual, pero siente que aún es joven y no ha creado la red que cree necesitar.

Rellenar lagunas
Eva todavía sueña con presentar un programa, pero ahora piensa en YouTube, donde las barreras de acceso son más bajas y las restricciones menores, lo que permite un contenido más diverso. El mundo ha avanzado y mudarse a otro país no es tan dramático como antes. Incluso después de casarse, Eva nunca pensó: “Bueno, ya estoy aquí para siempre”. Pensé: “Bueno, por ahora estamos aquí. Mi marido quiere intentar vivir en Rusia por un tiempo. O podríamos vivir ambos en un tercer país”, explica.

La comunidad extranjera, como bien sabe, tiene más que ofrecer que simples elogios y comparaciones entre personas, comida y cultura. “Por ejemplo, algunas personas pueden ayudar a los alumnos a pensar en lo que quieren hacer en su vida, o una persona que trabaje en negocios puede inspirar a otros con su experiencia, etc.”, comenta mientras menciona algunas ideas. Afortunadamente, tiene la capacidad de establecer una conversación real con coreanos y no coreanos por igual, pero siente que aún es joven y no ha creado la red que cree necesitar.

Otro de sus objetivos es ayudar a promover las relaciones entre Corea y Rusia. Este año se celebra el 30º aniversario del establecimiento de relaciones diplomáticas entre ambos países. Habían planeado varios eventos, pero fueron cancelados por la pandemia. Por ahora, Eva traduce cosas relacionadas con su página de Instagram y hace de intérprete voluntaria para un centro de llamadas, donde se ocupa de todo, desde dar instrucciones a taxis, hasta calmar a alguien que se haya quedado encerrado en un aseo del aeropuerto.

A sus veintiocho años, Eva tiene mucho talento y tiempo para soñar. En ambos idiomas.

Cho Yoon-jung Escritor y traductor independiente
Heo Dong-wuk Fotógrafo

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