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Interview

2020 WINTER

La Cultura y El Arte

Entrevista Superar lo ordinario

Al autor de instalaciones Choi Jeong-hwa no le complace particularmente ser considerado “artista”. Con identidad propia, como la de un “diseñador”, Choi considera que los mercadillos tradicionales o de segunda mano son más artísticos, en muchos sentidos, que cualquier museo de arte.

Choi Jeong-hwa dice hallar más inspiración en mercadillos y rastros tradicionales que en los museos. Mediante artículos cotidianos al alcance de todos, crea obras que rompen la barrera entre el arte y la vida diaria.

Durante la semana previa a las vacaciones de Chuseok, enormes globos representando una granada, un melocotón y una fresa flotaban sobre el mercado de fruta y verduras de una ciudad provincial. Globos de hasta ocho metros de diámetro conformaban “Fruit Journey Project” de Choi Jeong-hwa.

Choi es conocido por apilar o hacer volar objetos ordinarios, del entorno cotidiano, y readaptarlos a un espacio público. Para “CHOIJEONGHWA – Blooming Matrix”, su exposición individual de 2018 en el Museo Nacional de Arte Moderno y Contemporáneo (MMCA), Choi reunió unos 7.000 utensilios de cocina donados por el público para crear “Dandelion”, pieza que llegó a medir nueve metros de altura. En 2020, exhibió su obra de 2013 “Kabbala” en el Museo de Arte de Daegu, usando 5.376 cestas de plástico rojo y verde apiladas.

Este método recuerda al de las “Latas de sopa Campbell” de Andy Warhol o a las esculturas gigantes de Claes Oldenburg. La principal diferencia es que los componentes (cestas de plástico y ollas de cocina) son muy familiares para los coreanos. Los colores fuertes y los materiales comunes no pueden evitar ser llamativos. Así pues, aunque los transeúntes desconozcan el nombre de Choi, recordarán su obra de arte. A este activo maestro del “arte pop coreano”, reconocido a nivel nacional e internacional, se le puede hallar en su estudio del distrito de Jongno, en Seúl.

Su nombre evoca “apilamiento”. ¿Cuándo empezó todo esto?
A principios de la década de 1990, realicé una muestra individual llamada “Plastic Paradise”, donde apilé cestas verdes en un montón de torres. Fue un experimento para hacer no familiar lo familiar. Empezó con una idea simple y lúdica: “¿Cómo reaccionará la gente si tomo estas cestas de plástico y las presento en la galería de un museo de arte?” Finalmente, a muchos les encantó.

“Kabbala”. 2013. Cestas de plástico, estructura metálica, instalación variable (16m). Museo de Arte de Daegu. Esta instalación apila unas 5.000 cestas de plástico, reutilizando de modo llamativo un objeto ordinario.

“Fruit Tree: The Air of the Giants at Villette Park”. 2015. FRP, uretano, estructura de metal. Instalación variable (7m). Esta pieza del parque La Vilette de París refleja la gran afición del artista por el kitsch y la animación. Variaciones de esta pieza bajo el mismo título de “Fruit Tree”, han sido instaladas en otros lugares del mundo.

¿Por qué cestas de plástico, de entre todos los objetos posibles?
Originalmente, pintaba. Incluso gané algunos premios. Pero sentí algunas dudas al respecto. Así que durante tres años decliné invitaciones para exponer. Entonces, cuando finalmente me decidí aceptar otra exposición, me llamó la atención una cesta de plástico roja que estaba por ahí tirada cerca de casa. Cada mercado tiene pilas de ellas, ya sabes, y cada casa tiene al menos una cesta. Podría decirse que todo empezó pensando en algo que todos tuvieran y usarlo como material de trabajo.



Algunos dicen que acabó por usar objetos cotidianos para no realizar acrobacias artísticas…
Los métodos y temas que tiendo a elegir suelen ser obras o instalaciones al aire libre. “WITH” fue el título de un trabajo individual de 2015 para el Museo Folclórico de Onyang. Recopilé muebles de casas abandonadas próximas al museo y entre otras cosas hice una torre de mesas de comedor. Intentaba ir más allá de lo que consideramos arte visual o bellas artes, pues realmente puede llevarte a, ya sabes, “jugar en una liga independiente”. Lo defino así: quiero hacer un “patio de recreo donde la vida se convierta en arte” que pueda disfrutar cualquiera, usando imágenes y recuerdos pasados. En esencia, el arte es de todos, y por mi parte era un agravio que solo unos cuantos, un uno por ciento de una élite, pudiera disfrutarlo.

“Agravio” no es un término que use a menudo. A decir verdad, ni ahora. El arte contemporáneo no me impacta fácilmente. Hay muchas cosas que no entiendo, así que imagina cómo debe ser para el público en general.



Eso es muy honesto…
Es la verdad. Lo dije no hace mucho, en una exposición individual que hice en la Galería P21: “Esta exposición es básicamente una muestra del producto de Choi Jeong-hwa, una obra de bujeok (talismán)”. Lo que quiero decir es que cualquier muestra de un artista es, en última instancia, un producto. En esencia cree un producto y, cuando lo puse a prueba, el público respondió.



¿Intenta decir que la comunicación tiene mucho peso?
Supongo que es así, al final. Creo que uno no debería intentar llegar a los expertos. La primera vez que expuse [las cestas apiladas] una señora de la limpieza vio la obra y me dijo: “¡Qué bonitas canastas! Dame una”. Para mí, eso demostró que la forma de comunicación que intento establecer funciona.



También ha sido muy activo en dirección artística, tanto sobre el escenario como en pantalla, por no hablar de diseño de interiores…
He hecho algunas tiendas y clubes, y algunos interiores de bares. Por el camino conocí a la bailarina moderna y coreógrafa Ahn Eun-me, y terminé haciendo algo de arte escénico para ella. Entonces, conocí al poeta y novelista Jang Jeong-il y comencé a trabajar como director artístico para la adaptación cinematográfica de su obra, “301 302” (1995). Esa película trataba sobre dos mujeres vecinas del mismo edificio de apartamentos, una con bulimia y otra con anorexia. Pensaba aportar solo en el aspecto artístico, pero finalmente me metí de lleno a recrear el ambiente de la película.

Honestamente, todo empezó antes, a finales de los 80, cuando trabajaba en una firma de diseño de interiores, y hasta fundé una firma propia. Las cosas que hice entonces eran “ciegamente insignificantes”. En una tienda común usaba algún material inusual o simplemente dejaba los escombros allí tras una demolición. Eran cosas “meticulosamente desparramadas”, podría decirse. Mi experiencia con el material y el espacio en aquel periodo dio forma a todo lo que vino después.

“Cosmos”. 2015. Cuentas, espejos, láminas de alambre de metal, clips. Instalación variable (arriba); “Mandala de flores”. Tapas de plástico. 2015. Instalación variable. Este proyecto fue presentado en “APT8 Kids” durante la 8ª Trienal de Arte Contemporáneo de Asia Pacífico (APT8), en la Galería de Arte y Galería de Arte Moderno de Queensland (QAGOMA), Australia. Cadenas de plástico y coloridos hilos de cuentas colgaban del techo, mientras los niños jugaban libremente con innumerables tapas de plástico.

¿Qué hay de su serie "Alchemy"? ¿Alude a una oración para tener fortuna?
Bien, la alquimia es literalmente alquimia, es decir la práctica de convertir un metal base en oro. Esto aporta un significado: convertir esos pilares plásticos que hago en algo más. Crear oro puede ser imposible, pero este proceso transforma la materia en mente. Cuando veo a los tenderos de un mercado apilando sus mercancías, no puedo evitar suspirar, no solo por la belleza estética, sino por su increíble habilidad, pues transmiten años de práctica. Es la belleza de lo sublime, que da en estas innumerables pilas de plástico.



¿Por qué considera que orar es importante para tener buena suerte?
Pues, no estoy seguro. ¿Quizá porque no teníamos mucho en mi etapa de crecimiento? Éramos realmente pobres, y entre primero y sexto grado cambié de escuela ocho veces, así que nunca pudimos echar raíces de verdad en ningún lugar. Por eso, en realidad no tengo recuerdos de mi infancia: es una oscuridad total, estoy en blanco. Y como sabes, no hay nada más aterrador que no tener memoria de algo. Creo que pude usar esos años… no tenía amigos con los que jugar porque nos mudábamos muy a menudo, así que desarrollé el hábito de recoger basura y objetos desechados por mi cuenta. Cuando me convertí en estudiante universitario, con frecuencia me hallaba increíblemente conmovido en mi ruta de ida y vuelta a clase, pues estaba repleta de obras de construcción y chatarrerías. Una vez tropecé con un trozo de oro. Pero una vez llegaba a clase me sentía estrangulado, era como si no pudiera oír ni pensar con claridad. Tal vez sea por eso, pero los artistas que me conocen bien tienden a decir que mis obras son muy tristes.

Podría ser una idea peligrosa que algo sea “para todos”, pero mi arte nace de las calles. Cuando el arte era algo elevado y fuera de mi alcance, quería decir “¡baja y juega!”, e insistir en que “el arte es lo que está justo a tu lado”.

“Repollo y carro”. 2017. Silicona, carro. Ancho: 210 × 100 × 106 cm. Coles de silicona apiladas en un carro en un extremo de la galería, son parte de la exposición “Sarori Saroriratta”. Museo de Arte de Gyeongnam (del 22 de octubre de 2020 al 14 de febrero de 2021).

“Fiesta de flores”. 2015. Ancho: 122 × 75,5 × 290 cm. Parte de la exposición “CON: Choi Jeong-hwa & Onyang Folk Museum” en el Centro de Arte Gujeong, de Onyang Folk Museum (31 de marzo al 30 de junio de 2015). Artículos de cocina como pequeñas mesas, bandejas y platos de una casa cercana al Museo Folclórico de Onyang en Asan, provincia de Chungcheong del Sur, forman una pagoda de nueve pisos.

Su trabajo parece estar influido por su madre…
Mi padre estaba en contra de que estudiara arte. Incluso rompió mis pinceles para evitar que pintara, así que ingresé en el Departamento de Diseño del Colegio Técnico de Gyeonggi [ahora Universidad Nacional de Ciencia y Tecnología de Seúl]. Pero mi madre me ayudó en secreto a solicitar plaza en la escuela de arte. Cuando no podíamos pagar ni las tasas, hasta me llevaba kimchi al centro de estudios. Mi madre es mi creadora y mi diosa… y en realidad ella también tiene bastante talento.



¿Cómo define su actual exposición individual en el Museo de Arte de Gyeongnam?
Bueno, son carros de mano de entre 50 y 70 años de antigüedad de un mercado local de fruta y verdura, que han entrado al museo para convertirse en obras de arte. Coloridas sombrillas del mercado se han transformado en una lámpara de araña, y un bote abandonado en algún lugar de la costa también interviene. Lo esencial, sin embargo, es que invitamos a activistas locales dedicados a la reactivación urbana a presentar sus propios proyectos.

¿Algún plan sobre proyectos futuros?
Podría ser una idea peligrosa que algo sea “para todos”, pero mi arte nace de las calles. Cuando el arte era algo elevado y fuera de mi alcance, quería decir “¡baja y juega!”, e insistir en que “el arte es lo que está justo a tu lado”. Actualmente, estoy muy interesado en la “regeneración”. Estoy considerando concretar una vuelta al origen, a la raíz de todo.

Kim Min Periodista, The Dong-A Ilbo
Heo Dong-wuk Fotógrafo

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