
Los coreanos son, para bien o para mal, unos de los mayores bebedores del mundo, y la comida va inevitablemente acompañada en la mesa de latas y botellas de licor. El makgeolli, un vino de arroz lechoso, exige una ración de panqueques de frijol mungo. El soju, un licor transparente, destilado, acompaña mejor con panceta de cerdo a la parrilla. Para el pollo frito, cualquier otra cosa que no sea cerveza es prácticamente impensable. De hecho el término chimaek, vocablo que mezcla las palabras pollo(chicken) en inglés y cerveza(maekju) en coreano, está totalmente arraigado en el léxico cotidiano.
La historia del chimaek es relativamente breve. En los años posteriores a la Guerra de Corea, hasta un huevo frito era algo poco habitual, y mucho menos lo era un pollo frito. Posteriormente, a finales de la década de 1960, apareció una versión incipiente del chimaek en el Centro de Nutrición, un restaurante en Myeong-dong, en el centro de Seúl. Servía pollo asado y cerveza de barril. Por aquel entonces, comenzaron a importar pienso y también razas de pollos de Estados Unidos y, años más tarde, surgieron las granjas avícolas con pollos en jaulas. Mientras, la manteca vegetal, el aceite de cocina y la harina se producían en masa.
Cuando todos esos ingredientes alcanzaron una masa crítica, Lim´s Chicken, la primera cadena de pollo frito coreana, abrió sus puertas en 1977 en el sótano de la tienda del departamento comercial Shinsegae, un centro de alimentos preparados en el centro de Seúl. Siete años más tarde, la primera tienda de pollo frito de Kentucky abrió en las cercanías de Jongno.
Pero el archiconocido maridaje actual del chimaek surgió en 2002, cuando Corea organizó la final de la Copa del Mundo con Japón. El equipo coreano, en principio menos favorito, obtuvo un recorrido sorprendente hasta llegar a semifinales, llevando a todo el país al frenesí. Así, excitados fans se reunían frente a pantallas en plazas, restaurantes, pubs y bares y ordenaban chimaek mientras veían los partidos. Posteriormente, impulsado por una serie coreana de televisión que lo ensalzaba, el chimaek se extendió a otros países asiáticos.
Sin embargo, también presenta “un lado oscuro”. El aceite de cocina hirviendo, la masa con alto contenido calórico y el elevado nivel de sodio, además de recuerdos alegres, se asocia con obesidad, gota, enfermedades cardíacas y patologías hepáticas. En cualquier rincón del país, una llamada telefónica puede llevar a tu casa a “esa popular pareja” y abrir las puertas al “cielo del chimaek”.